El concurso ART<30 es una de esas iniciativas que siempre son de agradecer cuando eres artista y demasiado joven para que te tengan en cuenta. En su cuarto año, el premio ha dado diez ganadores divididos en dos disciplinas: pintura y fotografía; un conjunto de obras que aparte de suponer un vínculo entre el mundo universitario (la convocatoria del concurso procede de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona) y el sector de las galerías de arte, representado en este caso por la barcelonesa Sala Parés (y su adjunta Galería Trama).
Atrás quedan las cifras, 86 en cuanto a participantes y 15 el número de universidades de las que proceden (con aportaciones de Fracia y Portugal).
Cristina Garrido ‘Velo de invisibilidad’
Y aunque no todas las propuestas están al mismo nivel, la sensación final es que muchos de esos artistas, con más experiencia y/o presupuesto, nos van a garantizar obras cada vez más interesantes. También hay alguna que otra propuesta lo bastante vaga para convertirse en un elemento discordante, pero son mínimas.
Y si tuviera que escoger un hall of fame de esta exposición, destacaría el “Velo de invisibilidad” de Cristina Garrido, un proyecto multidisciplinar protagonizado por una serie de postales adquiridas en museos e intervenidas posteriormente. Así hasta eliminar las obras de arte que en ellas aparecían. El artificio critica la explotación que ciertas instituciones hacen del arte, convirtiéndolo en mero merchandising. La propuesta y su desarrollo demuestran que no se necesitan grandes espacios para formular importantes preguntas.
Juanjo López Cediel, ‘Vernáculos’
Por otra parte, los “Vernáculos” de Juanjo López Cediel demuestran ser una de las propuestas más ambiciosas de la exposición. Realidades sustituidas por fotografías que a su vez son fotografiadas en un ejercicio que otorga profundidad al espacio cotidiano y a ese concepto que llamamos hogar. Un trabajo repleto de atractivos niveles.
Y mi personal oro recae en el trabajo de Mikeldi Pérez Urkijo, cuya técnica se pone al servicio del objeto. Encontramos flirteos con el Op-Art en superficies cubiertas de tramas casi imperceptibles. La credibilidad del resultado es indiscutible, logrando que el soporte, en este caso la madera, recuerde a apagadas pantallas o televisiones.
Mikeldi Pérez Urkijo, ‘Sin título’ (detalle)