Arte

Me gusta el arte, pero como a aquél que le gusta el sonido del japonés sin entender ni una palabra. Simplemente gusta: es un sentimiento irracional sin justificación científica y se puede intuir el mensaje (aquí la imaginación de cada uno es decisiva), pero aún con todo tampoco acaba de llegar con nitidez el original que quiso expresar el artista. Ahora que la realidad se desnuda cada noche en un club de alterne fronterizo y se despierta resacosa a media tarde, ahora que se han apagado las luces ambientales que creaban espejismos en la noche, y que empezamos a entender algo de ese idioma extraño del arte, del arte de la política, me gusta esta obra. Tiene un mensaje claro, sin florituras ni simbolismos solo aptos para expertos y críticos, crudo como la realidad que nos rodea y acecha tras la barrera. No es un arte para enmarcar en el salón, sino para estar en la calle, libre como un grito. Y por qué no, también en las paredes del Congreso.

Ya basta hijos de puta es una obra de la artista mexicana Teresa Margolles, que se expone en la feria Arco, que será inaugurada hoy por los príncipes de Asturias. Aunque inicialmente dirigido a las bandas de narcotráfico, el mensaje se ha universalizado y ha sido adoptado por movimientos como el 15-M.