Revista Arte
Últimamente me encuentro con bastantes artistas cuya obra parece centrarse en la destrucción. Es frecuente ver instalaciones en las cuales el espacio de exposición queda hecho un asco tras el paso del creador-destructor que ha decidido modificarlo abriendo orificios en sus paredes para luego apilar los escombros con algún fin misterioso, marcar con un soplete sus muros o hacer disparos con diferentes materias viscosas sobre techos, puertas, mobiliario... El caso de Valery Hegarty me ha llamado la atención porque su interés por el deshecho se diferencia del resto en que ella replica obras que considera de gran valor para luego mostrárnosla después del desastre. ¿Qué les parece esta obra en particular? y ¿La tendencia a la destrucción como posible corriente?