Estuvo viajando alrededor de la ciudad arrancando posters y avisos y reemplazándolos con reproducciones de obras de arte francesas antiguas.
Su objetivo fue que la mirada de los transeúntes pudieran escapara a la invasión de la publicidad y al menos tener un destello de arte en su andar, o ir por más, tener la posibilidad de elegir qué mirar y que esa mirada pudiera posarse en una pieza de arte.
Un verdadero regalo para lo transeúntes parisinos.
