Revista Cultura y Ocio
Las condiciones bajo las cuales se cultivó el arte cristiano en los primeros siglos fueron eminentemente desfavorables a su desarrollo más elevado. No era, como el arte pagano, el exponente estético de una religión dominante, que disfrutaba del patrocinio de grandes y ricos, adornando los numerosos templos de los dioses y los palacios y salas de banquetes de los emperadores y senadores, conmemorando las virtudes de los patriotas y héroes, y forjando las concepciones de los poetas y videntes.
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