
A estos niños – dijo el médico de la mutua – les convendría respirar un poco de aire sano, ir a una cierta altitud, correr por los prados…
- ¿En los prados como el parterre de la plaza? Preguntó Michelino.
- ¿Una altitud como la de un rascacielos? Preguntó Filippetto.
- ¿Aire sano para comer? Preguntó Pietruccio.
¿Y dónde quiere que vayamos nosotros, ocho bocas, cargados de deudas, cómo quiere que lo hagamos? – El lugar más bonito dónde podemos llevarlos – precisó Macovaldo – es a la calle.
Italo Calvino. Marcovaldo.
