La pujanza de esta villa en los siglos XVI-XVIII, impulsada por la iglesia y los Mendoza, se reconoce en sus artesanos, por número y calidad. D. Aurelio García López en su libro “Tamajón en la Edad Moderna” incluye una relación de ellos, con algunos detalles de su obra.
La piedra de Tamajón y sus artesanos fueron utilizados en las iglesias de pueblos vecinos. La iglesia de La Mierla fue restaurada en 1.703 al maestro Domingo Palazuelos, que arregló el tejado y el pórtico, al que añadió dos columnas con capiteles toscanos, con zapatas de madera realizadas por el maestro carpintero Gregorio de la Vega que también reparó la armadura de la capilla mayor.
La iglesia de Muriel se encargó el 20 abril de 1.739 al maestro Alonso Moreno por 5.000 reales y plazo de ejecución un año. De una sola nave y pequeño tamaño, con muros de mampostería y sillares de piedra, cubierta de bóveda de cañón sin cúpula ni crucero.
Andrés Quintana, maestro escultor, realizó en 1.735 la gradería, sagrario y armazón del altar mayor del Convento bernardo de Guadalajara por 9.000 reales. Años después hizo el retablo y el trono de los Enebrales, que fue dorado por el maestro Juan Antonio Ruiz Cabanzo quien antes había actuado en la iglesia de Tamajón. Otro Quintana, hizo años después trabajos de carpintería en la ermita de los Enebrales y en Santa Maria del Vado.
Otros artesanos de Tamajón son el maestro orfebre Francisco Pérez (1.569) que realizo cáliz, sobrecopa y viril para El Vado y el maestro campanero Juan Lozano (1.603).
Lar-ami
Archivado en: Paisajes y lugares, Rincones de la Ribera Tagged: actualidad, cultura, Historia, siglo XVIII, Tamajon