
Cocinar es una de las cosas que, por sobrevivencia, debes hacer. Cuando tienes una enfermedad reumática como la Artritis Reumatoide, la fatiga y el dolor pueden complicar las labores en la cocina; debes procurar no gastar toda tu energía cocinando y evitar dañar tus articulaciones.
Es por eso que aquí hacemos una recopilación de 25 útiles consejos que te pueden ayudar a salir triunfante de tu cocina:
1. Adecua tu cocina de acuerdo a tus necesidades. Saca todas las cosas que no necesites o que te parezcan “incómodas”. Una cocina más simple te permitirá sentirte más cómodo y facilitará tus actividades.

3. Mantén al alcance los utensilios de uso frecuente, como ollas, sartenes, licuadora, platos, etcétera. Colócalos en muebles situados a una altura entre tus rodillas y hombros, para evitar flexiones o estiramientos incómodos.

5. Organiza los objetos de tus alacenas y estantes. Pon los artículos que más utilices hasta el frente, y deja en el fondo (o hasta abajo o hasta arriba) los que uses poco.

7. Cuelga los objetos que más utilices, como las cacerolas o sartenes, en la pared, a la altura de tus brazos.
8. Emplea utensilios de cocina ligeros y ergonómicos, que tengan agarraderas antideslizantes. De esta manera mejorará tu destreza manual y habrá menos dolor en las articulaciones.

10. Cuando tengas que vaciar o llenar grandes ollas, hazlo poco a poco; no intentes cargarlo, mejor vacíalo con un pequeño vaso, aunque demores más.

12. Utiliza cazuelas y cacerolas con doble asa. Estos trastes pueden resultar pesados y difíciles de manejar cuando tienes las articulaciones dolorosas; si las cargas con dos asas, se distribuye mejor el peso.

14. Sustituye unas actividades por otras. Por ejemplo, si tienes que agitar una salsa antes de usar, en vez de agitarla, ruédala en la mesa.

16. Prepara los alimentos (o ingredientes) en tus mejores momentos. No te obligues a cocinar a cierta hora, porque la Artritis es impredecible y no sabes cuándo “atacará”. Si vas a comer hasta las 3:00 pm, pero son las 8:00 am y te sientes ven, ocupa esa energía que tienes para tareas sencillas como picar las verduras o limpiar el pollo. Guarda esos alimentos y, cuando más tarde vayas a cocinar, ya tendrás la mitad del trabajo hecho.

18. Acepta y pide ayuda. Una tarea compartida es más fácil y rápida. Acepta la ayuda de tus familiares, esto te permitirá conservar mejor tu energía para otras actividades.
19. Guarda o congela las “sobras”. Si te sobra una pequeña porción de tu platillo, que no cubre una comida completa para el siguiente día, no lo tires. Tener disponible varias porciones de comida saludable y congelada puede ser tu salvación en los días malos.

21. Modifica tus muebles para que sean más fáciles de usar. Cambia las perillas por asas a tus alacenas para abrirlas más fácilmente. Un buen tip es atar una cinta o pañuelo largo a una asa que sea difícil de abrir, como la del refrigerador, y cuando quieras abrir, tira del pañuelo con ayuda de tu cintura y brazos.

23. Lava los trastes con agua tibia o caliente. Sentirás un alivio al mojar tus manos y te ayudará a mejorar la movilidad de tus articulaciones.

25. Ten paciencia. No te frustres si haces las cosas más lentamente o si no puedes hacerlas y tienes que pedir ayuda. Recuerda que lo importante es que no te estás dando por vencido. Toma las cosas con calma y acepta que debes hacer las cosas de acuerdo a tus posibilidades.
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