Las enfermedades reumáticas producen dolor, que es el síntoma más común y frecuente. La mayoría de los estudios han demostrado una alta prevalencia de insomnio, muchos de los síntomas diurnos, como la rigidez matutina, el dolor y la fatiga, pueden estar relacionados con un patrón de sueño no reparador. Esta relación entre el dolor crónico y las alteraciones del sueño están producidos por diferentes mecanismos.
En el caso de la artritis reumatoide estas alteraciones son frecuentes, en diferentes estudios se reporta entre un 57 y 70%. Se ha demostrado que están alteradas todas las fases del sueño, casi todos los pacientes tienen dificultades para dormir, al menos una noche a la semana, ya sea por el dolor y las molestias de la enfermedad o debido a otros factores. Con la fragmentación del sueño no se consigue la calidad adecuada, lo cual sucede en más de la mitad de los pacientes reumáticos.
Los mecanismos implicados en dichas alteraciones además del dolor crónico, también se relacionan con factores hormonales, citosinas proinflamatorias, depresión y fármacos. Dentro de los fármacos más comunes están los esteroides, que además del insomnio producen agitación o depresión, al igual que la hidroxicloroquina o Plaquenil.
Los problemas para dormir aumentan las hormonas del estrés y agravan los episodios de exacerbación o agudización de los síntomas.
En las etapas de sueño más profundo el cuerpo libera hormonas del crecimiento para reparar los daños microscópicos en los músculos que acontecieron durante el día. Las personas con artritis que duermen mal podrían no generar suficientes cantidades de estas hormonas para hacer las reparaciones necesarias.
Los pacientes con artritis controlados, pueden presentar trastornos del sueño, pero no relacionados con la enfermedad, sino causados por factores laborales o personales que generen estrés, depresión y ansiedad sin haber sido tratados.
Por todo lo antes explicado, un tratamiento apropiado de la actividad de la enfermedad y del dolor pueden mejorar las alteraciones del sueño y a su vez pueden aliviar síntomas diurnos como la fatiga, el dolor y la rigidez, junto con el tratamiento de las alteraciones del sueño como los antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la captación de serotonina, anticonvulsivantes, hipnóticos como la zoplicona y relajantes musculares como la ciclobenzaprina, pueden controlar y mejorar la evolución de la enfermedad y por lo tanto repercutir positivamente sobre la calidad de vida del paciente.
Algunas sugerencias para dormir:
– Elimine la cafeína.
– Evite las siestas.
– No tome alcohol.
– Coma ligero o nada antes de acostarse.
– Haga ejercicio.
– Trate de irse a la cama y de levantarse a la misma hora todos los días.
– Use su cuarto para dormir y no para efectuar otras actividades como ver la tele, doblar la ropa o leer. Si no puede dormir, levántese a los 20 minutos.
– Vaya a otra habitación a leer o a escuchar música hasta que le de sueño.
-Procure prescindir de las luces brillantes y pantallas electrónicas antes de retirarse a dormir.
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