Pedir ayuda de los demás, es uno de los cambios más difíciles a los que se debe enfrentar una persona con una enfermedad dolorosa y crónica, como la Artritis Reumatoide.
A pesar de que se trata de un acto humano básico y natural, para la mayoría de las personas no es fácil pedir ayuda. Debemos comprender que aceptar ayuda nos permite evitar sentimientos como la frustración, ira, estrés y soledad; además, nos hace establecer relaciones más profundas y tener un mayor sentido de aprecio por los demás.
Cuando aprendemos a pedir ayuda, el miedo y el estrés que pudiera generar esta acción, es remplazada por una sensación de alivio. Te sorprenderá incluso saber que pedir ayuda no sólo te beneficia a ti, sino también a la persona que te auxilia, pues se siente útil, feliz y satisfecho al saber que está propiciando que te sientas mejor.
¿POR QUÉ NO NOS GUSTA PEDIR AYUDA?
Existen varias razones por las cuáles nos sentimos incómodos al momento de solicitarle a alguien que nos auxilie. Cuando tienes una enfermedad como la Artritis Reumatoide, donde repentinamente ocurren muchos cambios en tu vida, la situación puede ser más difícil por los siguientes motivos:
1. Sientes que es una señal de fracaso. Puedes incluso sentirte avergonzado de tener que pedir ayuda para hacer u obtener ciertas cosas debido a tus limitaciones. Incluso se llega a tener la percepción errónea de que tener artritis es culpa tuya.2. Piensas que no tienes que pedirla, porque es algo “obvio”. Muchas veces damos por hecho que los demás saben cómo nos sentimos sin que nosotros tengamos que decírselos, o nos gustaría que fueran más acomedidos.
3. Crees que no tienes derecho. Las personas tienden a pensar “los demás no deberían ayudarme, ellos tienen sus propios problemas”. Puedes llegar a sentirte incómodo o incluso culpable.4. Temes reconocer ante los demás que la Artritis ha cambiado tu vida. Puedes sentir temor a “hacer público” el hecho de que tienes Artritis y que necesitarás ayuda de una manera en que no lo hiciste antes.
5. No quieres ser una carga. Cuando eres una persona que está más acostumbrada a dar ayuda, que a pedirla, tu autoestima puede verse perjudicada, puedes auto percibirte como una carga.6. Temes que se te estigmatice. Tienes miedo a que los demás te miren diferente por pedir ayuda. No quieres que los demás te tengan “lástima” o que cambien la percepción que tienen sobre ti.
7. Temes que los demás piensen que en realidad no necesitas ayuda. La Artritis Reumatoide es una enfermedad que “no se ve” a simple vista, pues el cansancio y el dolor no son perceptibles para los demás; por esta razón puedes tener miedo de que los demás no te crean cuando les dices que necesitas su ayuda.
¿CÓMO APRENDER A PEDIR AYUDA?
Pedir ayuda a los demás es visto generalmente como una debilidad; esta forma de pensar puede ser difícil de superar, sin embargo, existen muchas manera de cambiar esta percepción. La clave para lograrlos es aprender a pedir ayuda de tal manera que se mantenga un sentido de independencia y confianza.
Las siguientes sugerencias pueden ayudarte a superar estos obstáculos y desarrollar un sentido saludable de interdependencia con los que te rodean:
1. Identifica y prioriza tus necesidades. Analiza cuáles son las áreas de tu vida en las que necesitas más ayuda; puedes hacer una lista de tus actividades donde la requieras, ordenándolas por orden de importancia. Si se te dificulta mucho pedir ayuda, puedes optar por pedirla sólo en los primeros puntos.
2. Analiza tus barreras personales. Se trata de dejar de lado aquellos pensamientos negativos sobre tu persona y aceptar la situación en la que te encuentras. Desapégate de las ideas innecesarias de querer mantener un estatus frente a tus seres queridos, de querer ser por siempre la “súper mamá”, la “súper esposa”, etc. No es fácil, pero comprende que es necesario para tu bienestar.
3. Emplea las palabras adecuadas. Nuestra actitud tiene un efecto muy grande en nuestra comunicación y relaciones personales. A veces es difícil encontrar las palabras adecuadas para pedir ayuda a los demás, pero te daremos algunos consejos:
- Evita palabras que puedan hacer sentir a las personas que los estás culpando, como “deberías ayudarme, ¿no vez que no puedo?” pues las personas en vez de ayudarte podrían actuar a la defensiva.
- Explica tu problema antes de pedir ayuda, para que la gente comprenda la importancia que tiene su colaboración, por ejemplo, dile a tu esposo: “Tendré más energía para ir al cine más tarde contigo si me das una mano con la cocina ¿Podrías poner a mesa y picar estas verduras?”
- No mientas por miedo a sentirte menos, evita expresiones como “Yo puedo hacerlo, pero tú eres perezoso y ya es hora de que hagas algo” de esta manera te estás volviendo el antagonista de la historia.
4. Contrapón el beneficio con la vergüenza. En cada situación en la que debas pedir ayuda y no te animes por pena, miedo, etc., razona y date cuenta de que es mucho mejor pedir ayuda para evitar mayores malestares, a exponerte a sufrir alguna crisis de dolor por sobreesforzarte, todo por sentir pena.
5. Comprende que es una acción natural del ser humano. Pedir ayuda es una acción muy natural dentro de la interacción social. Cuando evitas pedir ayuda te estás poniendo al margen de otros seres humanos, estás construyendo una barrera invisible a tu alrededor que rechaza la posibilidad de crear (o mantener) relaciones y amistades; te estás negando a la relación dar y recibir. Puede que al no pedir ayuda mantengas una sensación de “seguridad”, pero date cuenta que te estás negando a formar parte de un ciclo de amor, cuidado y generosidad.
6. Elige sabiamente a quién pedir ayuda. Selecciona con mucho cuidado a las personas a las que solicitarás ayuda, evita a aquellas que te hacen sentir menos o cuya respuesta o manera de actuar puede lastimarte.
7. Sé lo suficientemente fuerte para aceptar que requieres ayuda. Debes tener el valor y la fortaleza para aceptar que tienes debilidades (igual que todos) y que necesitas ayuda. Si optas por esconder esta necesidad por “parecer fuerte”, debes saber que en realidad estás siendo débil; es como si corrieras a esconderte.
8. Ayuda a otros. ¿Crees que es imposible que puedas ayudar a alguien? La realidad es que todos nos podemos ayudar a todos. Ábrete a los de más, da lo que puedas de ti mismo (tu tiempo, tu escucha, amor, cuidado, etcétera). Al ayudar a otras personas, dejas de centrarte en ti mismo, y cuando dejas de centrarte en ti mismo, es mucho más fácil aceptar el apoyo de los demás.
9. No menosprecies tus problemas. Quita de tu cabeza la ilusión de que sólo algunos problemas son “dignos” de necesitar ayuda. No existe una jerarquía de problemas: un problema es un problema, cualquiera que sea su facilidad o dificultad. Menospreciar tu problema por “no considerarlo importante o digno de ser resuelto” sólo sirve para que te sea aún más difícil de manejar.
10. Identifica qué tipo de ayuda necesitas y dirígete con la persona adecuada. Puede que tengas la percepción de que necesitas ayuda para todo. Lo que debes hacer es identificar puntualmente qué aspectos requieren ayuda y quién te puede ayudar, por ejemplo, si necesitas ayuda para bañarte, puedes recurrir a algún familiar; si necesitas saber más sobre tu enfermedad, puedes solicitar la ayuda de tu médico; si requieres ayuda financiera, puedes dirigirte a tu jefe, etcétera.
Cuéntanos tu experiencia ¿A ti qué tanto te cuesta pedir ayuda? ¿Cómo enfrentas este problema?
Mejoramos sin dañar.
Página oficial: https://www.artricenter.com.mx/
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