En ocasiones, como una manifestación de la artritis, pueden desarrollarse protuberancias o nódulos en la piel cercana a las articulaciones. Suelen medir de 1 a 5 centímetros de diámetro, tienen consistencia firme y no muestran signos inflamatorios en su superficie. Son nódulos compuestos por colágeno o tejido conectivo que se acumula.
Las localizaciones más frecuentes son los dedos de las manos, pero también los codos, las rodillas y los pabellones auriculares. También se han descrito nódulos reumatoides en otras zonas menos habituales como la esclera (ojo), músculo, pulmón o corazón. Por lo general, su localización típica son los puntos de presión.
Cuando estas protuberancias se desarrollan en las articulaciones del extremo de los dedos (distales) se denominan nódulos de Heberden, mientras que si se presentan en las articulaciones medias de los dedos se llaman nódulos de Bouchard. La aparición de nódulos en personas con artritis reumatoide está en relación con formas más agresivas de la enfermedad.
¿Por qué aparecen?
Los nódulos de Heberden y Bouchard usualmente aparecen sin que haya habido una lesión previa, aunque en ocasiones pueden aparecer después de un golpe o traumatismo. Suelen presentarse más a menudo en mujeres, generalmente entre los cuarenta y los sesenta años de edad, existiendo un componente familiar asociado, lo que indica una tendencia hereditaria a desarrollarlos.
Se desconoce la causa concreta de su aparición. Aunque se han propuesto diferentes mecanismos: lesiones en arterias o venas de la zona, microtraumatismos repetidos o el depósito de inmunocomplejos (moléculas del sistema inmune), ninguna de estas causas se ha podido demostrar de manera irrefutable a día de hoy.
Algunos estudios han relacionado la inducción de nódulos con la toma de algunos fármacos como es en el caso de la artritis reumatoide.
Existen otras circunstancias en las que los nódulos pueden aparecer. En estos casos, el diagnóstico definitivo de su origen lo dará el estudio en el laboratorio del nódulo subcutáneo tras extirparlo.
¿Qué síntomas provocan?
Los nódulos de Heberden o Bouchard habitualmente aparecen primero en un dedo, pudiendo posteriormente presentarse en los otros. Algunas personas notan enrojecimiento súbito, hinchazón, dolor y aumento de sensibilidad en las articulaciones afectadas, mientras que en otras ocasiones, las protuberancias aparecen gradualmente, con apenas molestias o dolor asociado. Las yemas de los dedos pueden percibirse como entumecidas, con sensación de hormigueo, y en algunas personas los nódulos pueden hacer sentir a la persona torpe a la hora de usar sus manos. Sin embargo, a pesar del dolor, la mayoría de las personas mantienen la funcionalidad.
¿Cómo se tratan?
Dado que, por lo general los nódulos reumatoides son asintomáticos, no requieren tratamiento y su manejo se incluiría dentro del manejo general del componente inflamatorio de la enfermedad.
Sin embargo, en ocasiones hay que recurrir a la fisioterapia, con ejercicios para mejorar la amplitud de movimiento y para mantener las articulaciones tan flexibles como sea posible. Otras veces para controlar el dolor y la inflamación no queda más remedio que tomar analgésicos o antiinflamatorios no esteroides (AINE). Ocasionalmente puede ser necesaria la inyección de corticosteroides en las articulaciones que estén gravemente afectadas para reducir el dolor o el tamaño de la lesión, aunque rara vez se consigue la desaparición completa. En casos extremos, cuando las lesiones están muy avanzadas y producen molestias muy intensas, la extirpación quirúrgica puede ser una opción a valorar.
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