Un editor aparece muerto en su despacho, alguien le ha hecho tragar un manuscrito que rechazó, por considerarlo malo. El principal sospechoso es Juan Quintanilla, autor de la obra en cuestión, a quien detienen cuando firma dedicatorias en la clase de Marijuli y de Gil Abad.
En Asesinato Subjuntivo, nada es lo que parece, y Marijuli tendrá que recurrir al lenguaje para descubrir qué hay detrás del macabro asesinato. Gil Abad, por su parte, tiene una triste premonición: Julia saldrá de su vida para siempre.
14.00 € 156 págs. marzo de 2012