Revista Mundo animal

Asfixiados en Masaya

Por Alvalufer

Entre las vivencias que me faltaban por experimentar en esta vida una era estar en un volcán activo, pero no activo que te digan que un día de estos puede empezar a dar muestras de estarlo, sino que cuando estás allí está echando gases en grandes cantidades e incluso (aunque esto no lo vi) de noche se puede ver la lava desde algún mirador. El volcán Masaya es el sitio donde viví esto, pese a la asfixia y el mal olor que desprendían esos humos  me gustó y disfruté de buenas vistas además de aprender algunas cosas interesantes de naturaleza e historia. Ese rato nuestros acompañantes fueron los tosidos, carraspeos , la asfixia,el ventolín que a más de uno le permitió aguantar e incluso las lágrimas ya que los gases cuando venían fuertes te resecaban los ojos.

Asfixiados en Masaya

Extraigo de Wikipedia  y otras páginas lo siguiente:

En el siglo XVI los conquistadores españoles creyeron que era la “boca del infierno”, pues de acuerdo a las narraciones del cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, los indígenas consultaban a una bruja dentro del volcán, por lo que Oviedo supuso que ella era el mismo diablo; fray Francisco de Bobadilla colocó una cruz a la orilla del cráter para exorcisar al demonio. En 1538 fray Blas del Castillo bajó al cráter del Masaya, por medio de poleas, por que creía que la lava era oro derretido. El 20 de marzo de 1772 hizo erupción el Masaya y derramó tal cantidad de lava que amenazó a la ciudad homónima con un completo extermino; para librarse de tan horrenda catástrofe los habitantes de la localidad sacaron en procesión la imagen de la Virgen de la Asunción hasta el borde de la laguna de Masaya (ubicada entre la ciudad y el volcán) y entonces, según declaración de testigos oculares, la corriente amenazadora se desvió al lugar conocido como El Portillo.

También la lava amenazaba al poblado de Nindirí cuyos habitantes también sacaron en procesión la imagen del Señor de los Milagros; cuenta la tradición que al Cristo se le desprendió del brazo derecho el clavo y donde cayó este la lava detuvo su avance de forma milagrosa por lo que se calmó la erupción. En 1902 se abrió una nueva boca en forma de respiradero, la cual se fue ensanchando y dio origen a un vasto cráter de 500 metros de diámetro y 300 metros de profundidad, que hoy es conocida como el cráter Santiago. Durante la estación lluviosa, es común que la lluvia se cuele dentro del volcán, haciendo que emita grandes cantidades de vapor ácido. De esta manera, una laguna ocupa el extremo este de la caldera.

En unas salas de interpretación muy coloridas que se pueden visitar a la entrada del parque Nacional hay frescos y cuadros que representan esto que se cuenta y a los nativos haciendo ofrendas humanas al volcán en erupción. También se explica la fauna y la flora de la zona e incluso qué es un volcán,. Fuera hay un mirador desde el que se divisa la laguna y un bonito bosque tropical donde dan ganas de perderse un buen rato.

También entramos en la cueva de los murciélagos  un rato en total oscuridad con cascos protegiéndonos de los golpes que irremediablemente te das con el techo. Según se nos informó enormes cantidades de murciélagos salen al caer la noche y alguna serpiente se ubica a la entrada para capturar alguno al vuelo. Al final del túnel, que mide unos 150 metros de longitud, y está ubicado a unos 17 metros de profundidad, se encuentra lo que llaman el salón ceremonial, donde los aborígenes Chorotegas realizaban cultos a sus dioses y llevaban ofrendas para calmar la furia del coloso o para conjurar sortilegios, traer buena cosecha o éxito en la guerra.

Otro hecho llamativo que se observa en el volcán Masaya es que dentro del cráter vuelan tranquilamente los zopilotes e incluso viven en una extraña colonia los loros verdes del Pacífico que se han adaptado para soportar las casi 2.000 toneladas de gases que se emiten. Muchas garantías frente a los predadores ha de darles vivir en las paredes del volcan con las enfermedades respiratorias y otros percances a la salud que esto les acarrea. Nunca esperé encontrar una colonia viviendo todo el día en un sitio donde se nos recomienda a nosotros no estar más de 20 minutos por el bien de nuestra salud.

Asfixiados en Masaya

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