Hacía ya mucho que no entraba en la Basílica de Santa Maria del Pi, cosa que sí solía hacer tiempo atrás cada vez que pasaba por delante. De hecho, allí fue donde un mes de enero de 2005, sentada en sus bancos y sin nadie más adentro, tomé la decisión de decirle adiós definitivamente a una vida laboral que me había oprimido durante los últimos veinte años, y que dio paso a la aventura que ya está a punto de cumplir su décimo aniversario. Aunque no soy demasiado creyente, y aún menos prácticamente, reconozco que la tranquilidad que trasmiten algunas iglesias de Barcelona es todo un revulsivo para entrar, sentarte, y ponerte de acuerdo con tus propios pensamientos, independientemente de rezos y oraciones.
Cuando decidí sumergirme en el mundo de los blogs, uno de los primeros temas que abordé fue describir un paseo por las “cuatro" catedrales de Barcelona, que mi admiración me llevó a iniciar por la de Santa María del Pi. Desde entonces no había vuelto a entrar en su interior, y el pasado jueves se me presentó la oportunidad de volver a hacerlo, además con un incentivo sumamente interesante: subir por primera vez a su campanario con nocturnidad, pero sin alevosia.
"Els gegants del Pi"
Como seguro que ya sabeis, desde hace un tiempo la Basílica de Santa Maria del Pi ofrece la posibilidad de realizar visitas guiadas a su interior, que permiten descubrir diferentes zonas museísticas, además de la cripta y el jardín, y a las que el pasado mes de enero se les unió la visita al campanario, que se abrió por primera vez al público, y permite disfrutar de unas de las vistas panorámicas más privilegiadas de Barcelona, desde el corazón de Ciutat Vella.
Pues bien, desde la noche del pasado jueves se ha oficializado una nueva oferta de visitas, diseñadas desde una perspectiva diferente a las que habitualmente se realizan. Una vez cerrado el templo, y envueltos en la penunbra y el silencio, te proponen recorrer su interior y subir al campanario, descubriendo rincones habitualmente cerrados al público y poco conocidos.
Capilla de la Dormición de la Virgen (siglo XVIII)
La visita se inicia en la zona del Presbiterio, el lugar más sagrado del templo y al que en la Edad Media solo podían acceder los sacerdotes. Sentados en los bancos que rodean el altar (que se encuentra cubierto por un lienzo rojo para protegerlo), frente a la magnífica imagen del siglo XIV que preside el espacio, iluminados con pequeñas velas y envueltos por el humo del incienso, nuestros guías inician su presentación de bienvenida. Aunque no faltan menciones a la historia y a la arquitectura, la calma y el silencio del ambiente que te rodea, te acerca más a un encuentro místico y espiritual, basado en la cultura. ¡Interesante!
Las explicaciones del archivero-conservador del templo nos sitúan en el momento histórico en que se construyó el templo, una época donde los principios estéticos y arquitectónicos iban ligados al cumplimento de los principios doctrinales. Nos explica el significado que tiene un altar en la religión católica, así como el de las obligadas reliquias que guarda en su interior. El simbolismo de la imagen de la Virgen junto al altar como eje central del templo, heredado de las piedras sagradas de carácter pagano o que ya existían en antiguas religiones. El uso del incienso como símbolo de la materia, que al quemarse y convertirse en humo asciende hacia el cielo para llegar a Dios, además de servir como un elemento que perfuma y purifica el ambiente...
Finalizada la bienvenida y las explicaciones introductorias, nos invitan a iniciar la ruta a través de una puerta que se abre en la parte central del ábside, y que nos lleva hacia la sacristía, desde donde iniciaremos el ascenso hacia lo alto del campanario, a la vez que nos van descubriendo algunos detalles curiosos, tanto artísticos como arquitectónicos, que se encuentran en espacios que se mantienen fuera del recorrido que hacen las visitas de carácter general.
Lo primero que nos encontramos son tres cavidades en el muro posterior al ábside, que se han identificado como un antiguo sacrarum, usado para verter sobre las paredes del templo los líquidos sobrantes de la Eucaristia, dado su carácter sagrado.
Ya en la sacristía, espacio donde se guardan los objetos usados en la misa y donde el sacerdote se prepara para su celebración, y que se encuentra discretamente iluminada con unas velas, nos muestran una antigua ménsula que representa al evangelista San Marcos, y que es la única que se conserva de las cuatro. Entre las obras de arte, destaca un curioso retrato, del que se desconoce tanto el autor, como el erudito que se esconde tras la calavera que lleva por rostro, pero al que se le ha atribuido un especial valor dado su estilo pictórico, atribuido a un barroco castellano del que se disponen muy pocos ejemplos.
Tras la breve parada en la sacristía, iniciamos el ascenso hacia la cumbre del campanario. Nos esperan un total de 260 escalones y 40 metros de altura, con la única iluminación de unos farolillos, cuyo diseño se ha inspirado en un modelo del siglo XIV. Aunque el reto es grande, el premio será aún mayor.
A lo largo del ascenso realizamos tres paradas, en las que nuestros guías nos van explicando diferentes leyendas y curiosidades sobre la basílica y el campanario. Desde la del constructor que después de prometer entregar su alma al diablo al llegar al escalón 100, si le ayudaba en la construcción del campanario, finalizó el proyecto en el escalón 99, y se negó a seguir con la obra; pasando por la misa que finalmente pudo acabar de celebrar el alma en pena del párroco del Pi con la ayuda del mítico bandolero Rocaguinarda; o las diferentes vivencias de destrucción y esperanza que sufrieron los muros del templo durante importantes conflictos bélicos, como el asedio del 1714, o la destrucción del templo por un incendio al inicio de la Guerra Civil del 1936. Historias que se han ido grabando entre sus piedras.
Nuestro último receso, antes de llegar a la cúspide, tiene lugar junto a las campanas, desde donde ya empezamos a entrever las vistas que nos esperan unos metros más arriba. Debido a la falta de luz, no se puede visualizar con claridad el nombre de los campaneros que a lo largo de la historia se han ido encargado de tocarlas, pero en su honor nos invitan a imitarlos y a hacerlas repicar brevemente al modo tradicional, tirando de una gruesa cuerda.
Tras un último esfuerzo, llegamos a nuestro objetivo final, la terraza superior, que nos regala unas espectaculares vistas sobre la ciudad de 360º. Además de divisar claramente el puerto, las montañas de Montjuic y del Tibidabo, se distinguen a vista de pájaro lugares tan emblemáticos con la Plaça Reial, el Ayuntamiento, la Catedral, la Església de la Mare de Déu de Betlem o el Teatre del Liceu. Todo un espectáculo que hay que visualizarlo por uno mismo, y que acompañamos con una copa de cava para celebrarlo.
Tal y como nos dicen sus promotores, Ad Sentia, “la Basilica del Pi Secreta te permite sumergirte en la Barcelona gótica más secreta, para conocer su significado más profundo, y descubrir una de las estructuras arquitectónicas medievales más interesantes de la ciudad de Barcelona, desde una óptica nueva...” , y que me tomo la libertad en complementar con un "...totalmente recomendable".
¡Por cierto! En la nueva propuesta de visitas, también se ha diseñado una de carácter sensorial, que además de permitir adentrarse en el interior del templo y descubrir su campanario, se podrá hacer acompañados por un espectáculo de luz y música en vivo, interpretada por el grupo Eastern Chamber.
“Una oportunidad exclusiva para poder ver y, sobretodo, sentir en medio del corazón de la Barcelona gótica".
Panorámica de Montjuic y la Torre Drassanes
Panorámica de la Plaça Reial
Panorámica del Teatre del Liceu y la Rambla
Panorámica de la calle Petrixol y la Plaça del Pi
Panorámica de la Plaça Catalunya y Collserola
Panorámica de la Catedral y la Torre Agbar
Panorámica del Barrio Gótico y la Vila Olímpica
Panorámica de la Plaça de Sant Jaume y la Plaça de Sant Miquel
Panorámica de la calle Ferran y el Moll de la Fusta
Panorámica de Colón y el Puerto
Para saber más:
Ad Sentia
Rutas:
La Basilica del Pi secreta
Campanario del Pi sensorial
Más sobre la Basílica de Santa Maria del Pi:
Recorrido por las "cuatro" catedrales de Barcelona
El carrer de Perot lo lladre. “Lo más famós pillart del cristianisme”