Antes de que expliquemos la relación entre Cooliflower y Fox Fibre, dejad que os contemos una pequeña historia, un bonito cuento tan verdadero que no lo parece. El entramado de lo real es más complejo que los mimbres de lo ficticio.
Lo ocurrido en aquel momento es un hecho histórico: a Sally no la encontró Harry, sino Ángel (y unos cuanto años antes que Billy Crystal). Fox Fibre, la gran marca que había recuperado el algodón orgánico para el mundo nació terca, obstinada y deliciosamente anacrónica en una pequeña central al lado del mar. En Mataró se diseñaba y distribuía a toda Europa un concepto único. Lo ecológico y orgánico, entonces, era símbolo de rebeldía ética. La tendencia moderna era rendirse al poliéster y los baratos encantos del plástico.
Fox Fibre, tras dos décadas contra un mercado esclavizado por los productos químicos, vuelve a renacer cuando Ángel conoce, esta vez, a Santi Mallorquí, un joven empresario involucrado en diferentes proyectos ecológicos del que surgió Cooliflower y, por ende, este blog.Los tejidos de Cooliflower, sobra decirlo, ya se foxfiberizaron desde el primer momento… pero no ha sido hasta ahora cuando las marcas se han asociado y crecido, diferentes, pero hermanas: Cooliflower con diseños frescos, descarados y algodón orgánico que compensa el CO2; Fox Fibre, fiel a su carácter de marca pura y genuina, sin tintes ni tratamientos, con productos de la máxima calidad certificada. Ambas marcas estarán disponibles, a partir de ahora, en la nueva tienda online de Fox Fibre.
En el blog Cooliflower seguiremos tratando la ecología a nuestro aire (un aire irónico e irreverente. No cambiaremos ni un ápice), pero no podíamos dejar de contaros que somos un poco más grandes e inmensamente más ecológicos y felices. Permitidnos celebrar unos días de orgullo foxfiberizado.