La última maravilla de Wes Anderson también es una joya visual
El Gran Hotel Budapest es uno de los mejores títulos de los que hemos disfrutado en lo que llevamos de año por muchas razones, como el impresionante duo Fiennes-Revolori o uno de los repartos más potentes jamás reunidos en una película, pero de todas ellas destaca especialmente el mimo del que hace gala el aspecto visual de la cinta, donde la excentricidad y cuidado por el detalle de Anderson encuentran su erupción definitiva. Sencillamente, un regalo para los sentidos.
/Vía Indiewire.