
Mario Ortiz, nutricionista entrevistado por el diario El País:
«Lo primero que han hecho es convencernos de que los niños son como seres de otros planetas que necesitan una alimentación especial, cuando no es así», explica, «una vez nos hemos creído ya nos pueden vender sus productos especiales, cargados de harinas refinadas, azúcares de todo tipo y un aporte nutricional que deja mucho que desear. Y que además, son la puerta de entrada al resto de ultraprocesados que consumirán a lo largo de su vida». Algo en lo coincide Revenga: «Si tienes que definir los peores perfiles nutricionales son los de los alimentos destinados a los niños de entre cuatro y seis meses. Porque es justo en este momento de la infancia en el que se pasa de la lactancia materna exclusiva y se comienza a dar otro tipo de alimentos. Tienen exceso de azúcares, falta de fibra… pero eso sí, los cargan de vitaminas para venderlos como sanos»
El artículo también comenta sobre las dificultades que tienen las organizaciones gubernamentales de salud para poner en práctica los programas para prevenir la incidencia de las enfermedades no transmisible (obesidad o el sobrepeso) y la falta de regulación.
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