Revista Salud y Bienestar

Asociaciones de actividad física y β-amiloide con cognición longitudinal y neurodegeneración en adultos mayores clínicamente normales.

Por Edogallegos @geriatriachile

Asociaciones de actividad física y β-amiloide con cognición longitudinal y neurodegeneración en adultos mayores clínicamente normales.Importancia: En ausencia de terapias modificadoras de la enfermedad de Alzheimer, existe una necesidad crítica de identificar los factores de riesgo modificables que pueden retrasar la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

Objetivo: Examinar si la actividad física moderada se asocia con la carga de β-amiloide (Aβ) y el deterioro cognitivo longitudinal y la neurodegeneración en individuos clínicamente normales, y examinar si estas asociaciones son independientes del riesgo vascular.

Diseño, entorno y participantes: Este estudio observacional longitudinal incluyó participantes clínicamente normales del Harvard Aging Brain Study. Los participantes debían tener datos de tomografía de emisión de positrones Aβ basales, datos médicos basales para cuantificar el riesgo vascular y datos de resonancia magnética neuropsicológica y estructural longitudinal. Los datos se recopilaron de abril de 2010 a junio de 2018. Los datos se analizaron de agosto a diciembre de 2018.

Principales resultados y medidas: La actividad física basal se cuantificó con un podómetro (pasos medios por día). La carga basal de Aβ se midió con una tomografía de emisión de positrones del «carbon 11–labeled Pittsburgh Compound B». La cognición se midió anualmente con el «Preclinical Alzheimer Cognitive Composite»  (PACC; mediana [rango intercuartil] de seguimiento, 6.0 [4.3-6.3] años). La neurodegeneración se evaluó con imágenes de resonancia magnética estructural longitudinal (2 a 5 exploraciones por participante; mediana [seguimiento intercuartil], 4,5 [3,0-5,0] años), con un enfoque en el volumen total de materia gris y el grosor cortical regional. La actividad física y la carga de Aβ se examinaron como predictores interactivos de disminución de PACC y pérdida de volumen en modelos lineales mixtos separados, ajustando por edad, sexo, educación, estado de apolipoproteína E ε4 y, cuando correspondía, volumen intracraneal. Modelos secundarios se ajustaron por riesgo vascular y su interacción con la carga de Aβ.

Resultados: De los 182 participantes incluidos, 103 (56,6%) eran mujeres, y la edad media (DE) fue de 73,4 (6,2) años. En los modelos que examinan la disminución de PACC y la pérdida de volumen, hubo una interacción significativa de la actividad física con la carga de Aβ, de modo que una mayor actividad física se asoció con un deterioro cognitivo más lento relacionado con Aβ (β, 0.03; IC 95%, 0.02-0.05; P < .001) y pérdida de volumen (β, 482.07; IC 95%, 189.40-774.74; P = .002). Ajustar el riesgo vascular no alteró estas asociaciones. En estos modelos, el riesgo vascular más bajo se asoció independientemente con una disminución más lenta de la PACC relacionada con Aβ (β, −0.04; IC 95%, −0.06 a −0.02; P <.001) y pérdida de volumen (β, −483.41; IC 95% , −855.63 a −111.20; P = .01).

Conclusiones y relevancia: Una mayor actividad física y un menor riesgo vascular atenuaron independientemente la asociación negativa de la carga de Aβ con el deterioro cognitivo y la neurodegeneración en individuos asintomáticos. Estos hallazgos sugieren que la actividad física y la reducción del riesgo vascular pueden tener efectos protectores aditivos para retrasar la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

JAMA Neurol. 2019;76(10):1203-1210. doi:10.1001/jamaneurol.2019.1879


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