Tras el anuncio de un nuevo juego de la franquicia Assassin’s Creed creo que es un buen momento para hablar de esta saga cargada con más virtudes que defectos.
Nada es verdad, todo está permitido
Llevo un par de semanas enganchado al Assassin’s Creed La Hermandad empujado por compañeros que lo han jugado y en especial por el programa de los JodA de Game Over. Lo que se vendió erróneamente como un juego multijugador se está convirtiendo en la mejor entrega de la saga. Olvidemos por un momento los cutre-ports-saca-cuartos de DS, PSP o iOS. Dejemos de lado los engaña-DLCs y los jode-partidas-DRM de PC y centrémonos en la saga en sí1.
Aviso al lector, es posible que a lo largo del artículo haya spoilers por lo que, si tienes pensado jugar recomendamos encarecidamente que no sigas leyendo. Avisado quedas.
El primer Assassin’s creed fue un juego muy esperado y que tuvo su buena dosis de hype digna del mismo Molyneux gracias a los eficientes departamentos de marketing de Ubisoft. Tras un primer WTF! al descubrir que Desmond y no Altair era el auténtico protagonista se nos presentaba un juego con total libertad de acción. Tras unas horas de juego descubríamos la auténtica verdad: lo que en primera instancia parecía un sandbox al uso se había tornado en un juego de lo más repetitivo. Las apariencias engañan, como aprendió Meristation a las malas, y ahora lo sufríamos a ritmo de subir atalaya, hacer misión de espía, robar documento, paliza y matar a objetivo final. Así más de una docena de veces hasta llegar a Roberto de Sable y conseguir el Fruto de manos de nuestro propio maestro.
Resumen en vídeo de Assassin’s Creed
Muchos jugones se quedaron por el camino pero, muchos otros continuaron hasta el final, como es un caso de este humilde jugón, bien sea porque la historia les enganchó o bien por amor propio2. Vale, era repetitivo pero no mucho más que cualquier entrega de Mario Bros3. Tenía historia y técnicamente era impecable.
En la segunda parte de Assassin’s Creed la historia continuaba justo por donde empezó la anterior. En este caso Desmond debía sincronizarse con el pasado de un carismático italiano llamado Ezio Auditore, de los Auditore de toda la vida. En esta entrega los desarrolladores habían aprendido de sus errores en el primero. Para empezar habían diversificado la jugabilidad de manera exponencial: más armas, más formas de ocultarse, la contratación de grupos, etcétera. Los tipos de misiones habían aumentado y se habían separado del hilo principal creando misiones secundarias. Habían añadido mucha más variedad con los escenarios acrobáticos de exploración de catacumbas. Incluso añadieron resolución de puzles para descubrir lo que llamaban “La Verdad”, así como dotaron al juego de un sistema económico que incluía la gestión y expansión de la Villa de Monteriggioni. A esto añades la increíble recreación de ciudades como Venecia o Florencia y te das cuenta de que el estudio de desarrollo lo ha dado todo para hacer un buen juego.
Ezio defiende su villa del ataque templario a cañonazos, como dios manda
Pero a pesar de todo el cuidado, el juego no es perfecto, puesto que según avanzas te das cuenta de que la mayoría de las misiones las puedes afrontar del mismo modo por lo que tanta variedad se queda reducida a un par de armas y un modo de aproximación. La historia es buena, pero con un final arriesgado, de lo más WTF!, que a más de uno dejó con el culo torcido.
La tercera entrega, que recordemos no es Assassin’s Creed 3, se convierte en una continuación directa del anterior. Aquí el error se comete desde los departamentos de mercadotecnia que se afanan en publicitar el modo multijugador provocando que la gente no se entere de que el juego es algo más que un modo multijugador, tiene un modo historia. Un modo historia que se convierte en el mejor de toda la saga. Las misiones son más refinadas y, pese a quitar algo de libertad al jugador para afrontarlas, le obligan a hacer uso de todo su inventario y de todas las opciones, sobre todo si queremos lograr un 100% de sincronización. El sistema de gestión varía trasladándose de Villa Monteriggioni a Roma, la cual podremos reformar comprando edificios, tiendas, reparando arcos, etcétera.
Porque lo estabas pidiendo, máscara de cuero
Se añade además la gestión de nuestro propio gremio de asesinos y se mantienen las fases de exploración de catacumbas con los primitivos seguidores de Rómulo, también están los tesoros templarios y un largo etcétera. Además incluyen misiones secundarias con fragmentos de memoria de los años pasados de Ezio, todo opcional pero que hace que sea un juego con horas y horas de diversión. ¿Multijugador? Dudo que sea imprescindible pero es un añadido más a todo lo anterior. Quizás en esta entrega la historia no sea lo mejor, pero sigue enganchando.
Como se puede ver, el juego, lejos de conformarse ha ido evolucionando y mejorando a lo largo de sus entregas. Mantiene su jugabilidad básica inicial pero, seamos honestos y reconozcamos que pocas franquicias se atreven a renovarse de una manera tan significativa. Podemos poner ejemplo de lo contrario con los últimos Call of Duty que sólo cambian de escenario y protagonistas manteniendo todo lo demás de una entrega a otra porque, si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? O lo que es lo mismo, no hay pelotas para cambiar la fórmula.
No, si al final se cae por hacer el tonto...
Ahora se avecina otra entrega. De lo poco que se ha sabido es que parte de la aventura se desarrollará en la antigua Constantinopla donde un Ezio cincuentón emprenderá un viaje tras los pasos de Altair. Algunos cachivaches nuevos como una especie de arpón que servirá tanto de arma para atraer enemigos como para escalar edificios al más puro estilo Batman. La historia será una continuación de La Hermandad y promete cerrar la trilogía de Ezio par dar paso a un oficial Assassin’s Creed 3.
¿Qué nos deparará el futuro Assassin’s Creed 3? ¿Primera Guerra Mundial? ¿Segunda? ¿Japón Feudal? Podríamos especular horas pero sólo el tiempo nos sacará de toda duda. De lo que estoy seguro de que no nos defraudará4.
Disclaimer: esta es mi opinión y, por lo tanto, estás en tu derecho de que lo escrito anteriormente te parezca una mierda seca.