Cada año, cuando llega la primavera muchas personas sufren la llamada astenia primaveral, concretamente una de cada diez, la sufre en mayor o menor medida. Y yo soy una de ellas, ya que es comenzar la primavera, y empiezo a sentirme más cansada y me cuesta más levantarme por las mañanas. Pero, por suerte,esta apatía y astenia me suelen durar tres semanas como máximo. Durante esta etapa procuro no forzar demasiado mi cuerpo, adaptandome poco a poco a la estación primaveral.
Este trastorno, que surge con la llegada del buen tiempo, se caracteriza por un profundo cansancio, decaimiento, dificultad de concentración, irritabilidad, tristeza, somnolencia diurna y falta de energia para realizar las actividades habituales. De todos modos, como he dicho anteriormente la sensación de fatiga es leve y pasajera y los síntomas van remitiendo conforme el organismo se adapta a la nueva situación.
Si por algún motivo, los síntomas persisten pasadas 3 o 4 semanas, o van acompañados de otros síntomas, conviene consultar al médico por si enmascaran alguna patología de mayor importancia.
Según los expertos, la razón de esta apatia y decaimiento es una disminución notable de los niveles en sangre de unas sustancias llamadas endorfinas. Las endorfinas son las llamadas hormonas de la felicidad o del bienestar y el porqué disminuyen en sangre pueden estar motivada por multitud de causas.
No es necesario ningún tratamiento en este trastorno temporal, ya que esto va cediendo poco a poco en unos días o semanas. Es una manifestación normal del proceso de adaptación del cuerpo al aumento de luz solar. Este hecho justifica que, desde un punto de vista médico, la astenia primaveral no sea considerada como una enfermedad propiamente dicha, a no ser que, como he dicho los síntomas persistan durante más tiempo.
De todas formas, no cabe duda que el mejor tratamiento es la prevención, lo que implica tener un estilo de vida saludable; seguir una dieta adecuada, respetar los horarios en las comidas, dormir las horas necesarias y hacer ejercicio físico de forma regular. Estos hábitos son fundamentales a la hora de paliar y combatir este trastorno.
Aprovecha también que el día tiene más horas de luz para salir a dar un paseo y tomar el sol en un parque, una terraza etc. Hay que obligarse a salir sobre todo cuando el deseo de permanecer tumbado o inactivo está muy presente.