Este lamentable suceso viene a engrosar la larga lista de atrocidades que se cometen a diario con los animales domésticos en Euskadi, y de manera particular con los perros, tanto en el medio rural como en la periferia de las zonas urbanas. A ello cabe añadir que una gran mayoría de ayuntamientos continúa haciendo caso omiso de tales hechos, y adopta ante los mismos una actitud de indolencia e incluso de directa inacción, comportamientos ambos que atentan contra la más elemental humanidad, sino contra la jurisprudencia establecida, pues hay que recordar una vez más que las entidades locales tienen, además de la potestad para actuar en el ámbito de la protección animal, la obligación de actuar de oficio. ATEA informará de los hechos al Servicio correspondiente del Ayuntamiento de Bilbao, para que sean investigados y se logre así identificar a la persona que intentó matar a Soco de hambre y sed.
