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Ataques de pánico: cuando el miedo nos supera

Por Davidsaparicio @Psyciencia
Mental en Shutterstock" href="https://www.psyciencia.com/wp-content/uploads/2016/10/shutterstock_53312143.jpg">Ataques de pánico: cuando el miedo nos superaMental en Shutterstock

La APA (Asociación Americana de Psicología) describe los ataques de pánico como un repentino miedo abrumador que surge de un estado de alerta, pero que no responde a ninguna razón obvia.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos (NIMH), los ataques de pánico se caracterizan por:

  • Conformar una sensación de miedo intenso, de temor ante la posibilidad de un desastre o de perder el control, incluso cuando no existe un peligro real.
  • Una duración considerablemente prolongada (un promedio de 20 a 30 minutos, según el portal especializado Help Guide).

Soy una especialista en el futuro, pero no en cualquier futuro: tengo un talento enorme para las distopías; mi imaginación derrocha creatividad para armar los peores escenarios.

— Ana Prieto, autora del libro “Pánico. Diez minutos con la muerte”, basado en su testimonio personal

Los ataques de pánico se consideran la antesala del trastorno de pánico, una condición seria dentro de la clasificación de trastornos de ansiedad que afecta, según la APA, a un estimado de 1 de cada 75 personas.

Generalmente, el trastorno de pánico se manifiesta durante la adolescencia y la adultez temprana, y aunque no se ha establecido a ciencia cierta qué lo produce, se ha relacionado su desarrollo con episodios de vida cargados de un alto grado de estrés (como la muerte de un ser querido o el nacimiento de un hijo), y una predisposición genética marcada por antecedentes familiares.

No obstante, es importante tener en cuenta que una persona promedio puede llegar a experimentar ocasionalmente un ataque de pánico (una o dos veces) sin que esto suponga la presencia del trastorno de pánico.

La principal característica que sienta las bases para una evaluación clínica es la persistencia de un miedo intenso a sufrir un ataque en el futuro (ansiedad anticipatoria, o preocupación exacerbada por un posible evento que todavía no ha ocurrido), así como la sucesión de ataques de pánico cuatro veces o más.

una persona promedio puede llegar a experimentar ocasionalmente un ataque de pánico sin que esto suponga la presencia del Trastorno de Pánico

Mente o cuerpo: ¿quién deja entrar al miedo?

Estudios de visualización neuronal han demostrado que un funcionamiento inadecuado de ciertas regiones del cerebro se vincula directamente con los ataques de pánico.

Según Dean Mobbs, autor de una investigación realizada por la University College London de Reino Unido, una actividad irregular en la sustancia gris central o sustancia gris periacueductal ocasiona que nuestro mecanismo de defensa natural funcione de forma exagerada, produciendo altos niveles de ansiedad innecesariamente.

También han sido relacionadas ciertas condiciones médicas con el desarrollo de ataques de pánico, entre ellas:

  • Prolapso de la válvula mitral, un problema cardíaco menor que se produce cuando una de las válvulas del corazón no se cierra correctamente.
  • Hipertiroidismo (tiroides hiperactiva).
  • Hipoglucemia (bajo nivel de azúcar en sangre).
  • El uso de estimulantes (anfetaminas, cocaína, cafeína).

Sin embargo, no solo los factores biológicos influyen en el surgimiento de ataques de pánico. Eventos de vida estresantes también han demostrado ser determinantes en la manifestación de crisis de pánico, en especial los procesos de pérdida (muerte) y separación (término de una relación).

Por otro lado, la manifestación de los ataques de pánico puede darse por autosugestión en personas con tendencia a la ansiedad, como ocurriría en alguien que ha consumido café o cierto tipo de fármacos y realizado una actividad física demandante. Los efectos de la cafeína y los químicos en la sangre en conjunto con la sobreexigencia física podrían imitar la sintomatología de un ataque de pánico y el individuo, al creer que está a punto de sufrir una crisis, se generaría a sí mismo la ansiedad anticipatoria.

Eventos de vida estresantes como la muerte de un familiar y la ruptura de una relación pueden producir ataques de pánico

Desde luego, los efectos de un ataque de pánico no son solo inmediatos y desalentadores en tanto incapacitan al individuo para relacionarse funcionalmente con su entorno en un momento determinado, sino que también pueden afectar la autoestima y la calidad de vida de quien los experimenta, ya que le impiden desempeñar tareas cotidianas y acoplarse a una rutina de vida común, como ir de compras o al trabajo.

Síntomas de los ataques de pánico

La Asociación Americana de Ansiedad y Depresión describe los siguientes síntomas característicos de un ataque de pánico:

  • Palpitaciones o ritmo cardíaco acelerado
  • Sudoración
  • Temblores
  • Sensación de ahogo o falta de aire
  • Sensación de alerta continua
  • Dolor o incomodidad a la altura del pecho
  • Nauseas o malestar estomacal
  • Sensación de mareo o de estar a punto de desmayarse
  • Escalofríos o cosquilleo
  • Despersonalización (sensación de estar fuera de la realidad)
  • Miedo intenso a perder el control o volverse loco
  • Miedo irracional a morir

Para Ana Prieto, periodista y escritora argentina que describe en su libro “Pánico. Diez minutos con la muerte” su propia experiencia lidiando con episodios de ataque de pánico, estos nacen y se caracterizan esencialmente por el miedo a la incertidumbre, una afrenta indeseada con peligros imaginarios que azotan el cuerpo a través de una infinidad de síntomas físicos difíciles de describir. 

“Porque a la vez me dolía todo y no me dolía nada y además me amargaba mucho y cosas que antes no me abrumaban comenzaron a abrumarme, como los bocinazos, las muchedumbres, el subte (subterráneo) y los supermercados”, escribe Prieto en un artículo publicado por el diario Clarín, donde también se refiere a su experiencia con el uso de fármacos y psicoterapia.

“El pánico no se arregla con pastillas”, continúa Prieto. “Lo primero que logró mi psicóloga fue que le perdiera el miedo a los síntomas, es decir, que entendiera que un ataque de pánico no mata”. 

En este aspecto, la terapia cognitiva conductual se considera generalmente como el método más efectivo para el tratamiento de los ataques de pánico y el trastorno de pánico, ya que consiste en identificar y modificar patrones de pensamiento que dan lugar a conductas disfuncionales que contribuyen al desarrollo de crisis de pánico.

Comprender y asimilar que el peor de los panoramas posibles no es tan catastrófico como la ansiedad nos hace visualizarlo es primordial para el tratamiento eficaz del pánico clínico. No obstante, la medicación también puede tener un efecto favorable en algunas personas, específicamente, los beta-bloqueadores, que inhiben algunos de los síntomas físicos del trastorno de pánico.

Fuente: Spring.org


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