Revista Opinión

Aterrizando en la realidad

Publicado el 09 septiembre 2013 por Carmentxu

Hoy, al igual que ayer, siento que estamos de enhorabuena. La inversión prevista para los Juegos Olímpicos 2020 podrá ahora destinarse a Sanidad y Educación (que entonces  podrían hasta recobrar las mayúsculas) y el rédito será enorme. Eso gustará a los mercados, sin duda. También a Merkel, aunque ahora ande atareada en otros menesteres domésticos. Madrid no ganó la pugna por los JJOO o, eso al menos, es lo que podría deducirse en un primer momento, a vista de gaviota. Pero hay matices, eso que no gusta nada a los populares, así en minúsculas.

Madrid-2020-sobres
Madrid ha descubierto un tesoro escondido: iba a haber dinero, más de 2.000 millones de euros, como siempre que no es suyo, para las Olimpiadas 2020, una inversión que, elegida Tokyo, ahora podrá redirigirse a objetivos más prácticos, ilusionantes y que, desde luego, buena falta hacen. Porque a mí me hace más ilusión una persona culta, sana, crítica, educada y con futuro que unos Juegos Olímpicos.

No han ganado estos políticos borrachines (acabaron con la remesa de hielos y botellines de licor del avión en el viaje de ida) con ínfulas de pasar a la historia a costa y por encima de todo y de todos, mediocres, incultos, enanos, encantados de conocerse a sí mismos y de reconocerse en las placas inaugurales de aeropuertos desiertos, de tramos de AVE deficitarios y plazas tan duras como sus molleras. Tampoco han ganado los especuladores, condenados ahora a vivir en el purgatorio del goteo a la baja del precio de los activos inmobiliarios, ni las empresas de cátering deportivo, ni las constructoras que iban a desviar sus presupuestos al alza. Ahora el pelotazo deberán darlo al aire. Todos ellos han perdido.

Las personas que ganan olimpiadas cada día intentando salir a flote en este mar denso, turbio, de corrupción y amiguismos del alma, nosotros, no hemos perdido. Madrid, tampoco. Esta mañana aterrizaba el avión con la comitiva de cortesanos que ha hecho uno de los ridículos más bochornosos de la historia. Llegan desnudos. Pero aterrizar es bueno cuando se vive en la inopia. Nosotros, que nunca cogimos ese avión, no hemos perdido nada. Nada teníamos. En todo caso, nos quitamos el pesado lastre de las mentiras. Feliz semana.


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