¿Cómo no vamos a adorar a Espanto? Lo último que hemos podido escuchar de los riojanos (después de aquel adictivo “El Tigre y Yo” con el que anticipaban en julio la publicación de “Fruta y Verdura“, su segundo largo) es una feliz colisión entre lo rural y lo sintético, la tradición y la contemporaneidad, algo así como si la banda municipal de Lorena Álvarez se viera obligada a interpretar su desacomplejado cancionero con el cacharrerío prestado por Genís Segarra. (De hecho, es la mitad de Hidrogenesse quien firma muchos de los arreglos de sintetizador, mientras que la bonita portada del disco es obra del restante 50 %, Carlos Ballesteros)
Atravesado, que me he quedado. Los versos se deslizan con naturalidad pasmosa, la métrica en ningún caso se ve forzada para hablar de románticos paseos por el bosque que acaban en muerte accidental, y la melodía que entra por los oídos atraviesa el pecho como un relámpago ardiente y abandona el cuerpo por la punta de los dedos con un alegre tamborileo… ¿Cómo no íbamos a alegrarnos del regreso de esta singular pareja, capaz de llevar el prefijo pop- (de popular, no lo olvidemos) mucho más allá de las convenciones?
“Fruta y Verdura” se publica en (qué fabulosa capacidad la del sello para acoger en su seno a adorables freaks) Austrohúngaro el próximo 16 de septiembre, y según indica la nota de prensa, contiene “once nuevas canciones en las que la naturaleza toma protagonismo de un modo extraño y misterioso”. Por lo pronto, paralizado, boquiabierto, patidifuso me han dejado.
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