El otro día le sugirió a una gran amiga un cambio de look. Ella le dijo que no se veía con fuerzas para afrontar esos cambios de fachada porque ello implicaría enfrentarse a otros más profundos en su vida que no estaba dispuesta a realizar.
Para este nuevo año, pues, atrévanse a regalarse las decisiones adecuadas. Pídanse ser felices para Reyes. Dibujen un mapa mental: escriban en un papel qué quieren hacer con su vida en 2015. Márquense metas factibles y dense un plazo. Sin un dead line será inasumible. Si lo hacen con los objetivos de su empresa por qué no hacerlo con el proyecto más apasionante de sus vidas: ustedes mismos.
Si se lo permiten, les pondrá deberes. Como hizo con sus niños de la Universidad de Virginia en Valencia en la clase magistral de clausura del cuatrimestre de otoño que tuvo el honor de impartir. Escuchen más, sonrían más a menudo, busquen su pasión y encuéntrenla. Y sean críticos con el mundo que les rodea. No den nada por sentado y pregúntense siempre el porqué de las cosas.
El modo en el que nos trata la vida tiene mucho que ver con la actitud con la que nos enfrentamos a ella y lo que hacemos sentir a quienes nos rodean. La historiadora y activista en pro de los derechos civiles de las mujeres afroamericanas, Maya Angelou, solía decir: “La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste pero jamás olvidará cómo la hiciste sentir”.
Si una película, un anuncio, comenzar el día perdiendo el autobús o que su equipo gane, pueden condicionar su estado de ánimo para todo el día, imaginen el poder de su calor, de su amabilidad, de las palabras mágicas en su entorno. Hagan más a menudo lo que les hace felices, varíen en lo posible sus rutas. Les pasarán cosas. Y serán recordados por ello.
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