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Especial. Cobertura BAFICI 2011
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Quienes esperen un film “de Grecia con amor” se sentirán defraudados con una propuesta que podría ambientarse en cualquier otro país dispuesto a producir cine globalizado o for export (algo de esto dijimos en esta vieja reseña). La observación no pretende quitarle mérito a una producción de calidad, con buenas actuaciones y un guión entretenido, pero sí prevenir al público interesado en descubrir historias originales con sabor local.
Algunos espectadores también creemos percibir en Tsangari cierta intención de “épater les bourgeois”. Los besos en la boca que Marina y la mencionada Bella ensayan al principio del largometraje, los diálogos entre la protagonista y su padre sobre los preparativos funerarios, el baile improvisado en el hospital son los ejemplos más ilustrativos en este sentido.
En comparación con los uno, dos, tres, cuatro, cinco títulos anteriores (siempre dentro del contexto BAFICI), sin dudas Attenberg es el más anodino. Al menos ésta es la opinión de alguien indiferente a los documentales sobre animales.