Revista Sociedad
"... la literatura está más hecha de lo negativo y de lo adverso y, sobre todo, de lo triste. El bienestar, y específicamente la alegría, carecen de prestigio literario, como si el regocijo y los momentos de felicidad fueran espacios vacíos, vacíos y por lo tanto intransferibles, de los que el verso y la prosa serían malos portadores. Parecería que sólo los bobos están contentos y que hay que evitar a toda costa mostrarse tonto; el genio, en cambio, se presenta siempre como profundamente preocupado, cuando no sumido en el dolor y la incomprensión. Si declaro que me encuentro bien y feliz, a nadie le importa; aparte de que la declaración misma de felicidad tiene algo de insultante; debo decir que estoy mal, o triste, para que mi posible lector tenga a quien compadecer y se alegre y acaso hasta me perdone que sea yo el que escribe y él el que lee. Los románticos salvaron a Cervantes del olvido cuando descubrieron que su libro era un libro triste. "