La cirugía de aumento de mamas es una intervención segura. Sin embargo, como en cualquier operación, pueden existir complicaciones y riesgos asociados. La complicación más frecuente del aumento de mamas es la contractura capsular, que ocurre cuando la cicatriz interna que se forma alrededor del implante se contrae en exceso, haciendo que la mama se vuelva más dura. Puede ser tratada de diversas maneras, requiriendo en ocasiones extirpar dicha cicatriz interna, e incluso, recambiar la prótesis.
La contractura capsular puede ocurrir entre el 0,5% y el 30% de las pacientes, según diferentes autores, aunque hay muchos factores que pueden afectar al riesgo de contractura.
Los implantes mamarios más modernos pueden tener menor riesgo de contractura capsular que los antiguos, debido a la mejora en la calidad del relleno de silicona. Existen datos contradictorios respecto a si los implantes lisos o rugosos tienen mayor o menor riesgo de contractura capsular. El posicionamiento de la prótesis por debajo del músculo pectoral tiene menor porcentaje de contracturas que si se coloca debajo de la glándula.
Las infecciones, hematomas y sobre todo la radioterapia son factores que influyen de forma importante en la aparición de contractura capsular.
La contractura capsular se clasifica en cuatro grados, siendo el 3º y 4º grado, en el que la prótesis es “visible” y se palpa muy dura, cuando puede estar indicada una intervención. La intervención de contractura capsular puede requerir una capsulectomía (extirpar la cápsula) y la colocación de un nuevo implante y drenajes aspirativos durante varios días. Se realiza bajo anestesia general en régimen de ingreso hospitalario.
Otra complicación, propia de cualquier cirugía es el hematoma que solo en casos concretos precisa de una nueva intervención para eliminar la sangre acumulada. Un pequeño porcentaje de mujeres puede tener una infección alrededor de la prótesis, normalmente en las primeras semanas después del aumento de mamas.
Algunas mujeres pueden notar después de la intervención los pezones más o menos sensibles, e incluso, sin sensibilidad. Estos cambios suelen ser temporales, aunque en unos pocos casos serán permanentes.
No existe evidencia de que las prótesis de mama afecten la fertilidad, el embarazo o la lactancia.
Las prótesis mamarias pueden romperse. Esto es debido a que son dispositivos sujetos a movimientos y pequeños traumatismos de la actividad diaria y que no están garantizados de por vida. Cuando el implante mamario se rompe, su contenido sale fuera de su cápsula. Cuando la prótesis está rellena de suero, el líquido se reabsorbe rápidamente, disminuyendo la mama de volumen en pocos minutos.
Si está rellena de silicona pueden pasar dos cosas: si la cápsula formada por el organismo no se rompe (rotura intracapsular), no notará ningún cambio; si se ha roto la cápsula (rotura extracapsular), especialmente cuando ha sido sometida a mucha presión, la silicona sale de su sitio, disminuyendo el volumen de la mama e infiltrando a veces el tejido mamario. En ambos tipos de rotura será necesaria una nueva intervención para recambiar la prótesis. Si hubiera salido silicona fuera de su lugar normal, habrá que retirarla. En cualquier caso no se ha demostrado que la salida de silicona hacia el tejido mamario o hacia los ganglios de la axila pueda producir cáncer.
Garantías en el aumento de mamas
Los recientes acontecimientos que han tenido lugar al descubrir que ciertos implantes mamarios fabricados en Francia y distribuidos en España y otros países de la Unión Europea y del mundo eran defectuosos, ha puesto en relieve la importancia de un seguimiento y control de los implantes para mayor seguridad de las pacientes que se someten a intervención de aumento de mamas.
Dado que los implantes mamarios no duran para toda la vida, requieren de un control por parte del médico, con vigilancia de las mamas desde antes de la intervención. Suele ser habitual la realización de pruebas de mamografía y ecografía antes de realizar la intervención de aumento de mamas, con el objetivo de descartar otras lesiones que puedan estar presentes. En mujeres que no tienen síntomas, o sea, que se encuentran bien, después de la intervención es recomendable una visita anual con el médico, para valorar la situación general del resultado y controlar la situación del implante.
Recientemente se ha recomendado la vigilancia de los implantes por ecografía comenzando desde el tercer año de operación de aumento de mamas.
La ecografía permite identificar roturas en los implantes, así como la presencia de acúmulos de silicona en el tejido mamario o en las axilas. Si bien estas situaciones son cada vez menos frecuentes con los nuevos implantes de gel de alta cohesividad, es conveniente identificarlos. Si existen dudas, se puede recurrir a la resonancia magnética como prueba confirmatoria.
La cirugía de aumento de mamas debe vigilarse de forma cuidadosa para lograr los mejores resultados y disminuir los riesgos para las pacientes.
Los procedimientos de cirugía plática-estética deben acompañarse de medidas de seguridad y vigilancia que permitan a las pacientes disfrutar de la estética con tranquilidad. La vigilancia ecográfica de la prótesis mamaria parece un método adecuado desde el tercer año de la implantación, y permite diagnosticar las complicaciones de forma temprana y a tiempo de una mejor solución.