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Especial. Cobertura BAFICI 2011
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Al término del film, los espectadores tenemos la sensación de haber conocido íntimamente a Viorel. Antes mismo del final, entendemos el significado de cada gesto, cada mirada (como cuando toma un café con su ex suegra). Sin embargo, en ningún momento nos sentimos en condiciones de predecir hasta dónde llegará.
Puiu se luce en tanto retratista de la violencia a la vez contenida y pasional. Como director, administra las dosis justas de tiempos muertos, tensos y catárticos. Como actor, encarna al protagonista con absoluta convicción.
En sintonía con otras películas provenientes de Europa oriental, Aurora también ridiculiza a la institución policial (los oficiales que vemos en esta oportunidad se parecen a los de Policía, adjetivo o a los de Shelter). En este sentido, Puiu vuelve a cuestionar los estándares de normalidad, lucidez, autoridad.