Siempre se piensa en la madre como el referente fundamental en la vida de un niño, especialmente en sus primeros años. Pero la verdad es que la figura paterna tiene el mismo valor a la hora de educar y cuidar a un hijo.
Un niño crece sano gracias a los cuidados físicos y emocionales que le dispensan sus padres.
Esto significa darle educación, y prestarle atención en sus juegos y en su vida diaria.
Unas décadas atrás, estas tareas recaían en la madre, mientras que el padre adquiría el papel de sustentador económico. Afortunadamente, nuestra sociedad ha cambiado lo suficiente como para concienciar a los hombres de su papel importante en el cuidado de los bebés.
Por lo tanto, podemos decir que una familia armónica, en la que participan ambos padres, proporciona a sus hijos la posibilidad de conocer las características de un hombre, y una mujer adultos, y de apropiarse de las más adecuadas como propias. Si el padre está ausente, el niño crecerá sin su ejemplo.
Cómo afrontar la ausencia del padre
Cuando hablamos de un niño con un padre ausente, no nos referimos necesariamente a un progenitor muerto. También puede estar fuera de su casa por una separación, porque no ha formado nunca parte de la vida del pequeño o, sencillamente, porque pasa demasiadas horas fuera de casa por trabajo. Todas estas circunstancias pueden provocar en el niño el mismo sentimiento de ausencia paternal.
Lo mejor es que la madre afronte la ausencia del progenitor dando a su hijo explicaciones claras, y entendibles para su edad, de lo que pasa en su vida. Si nunca ha existido en su vida, hay que explicarle claramente que fue una opción por parte de la madre aceptar la maternidad en solitario, mientras que si la ausencia es fruto de un divorcio, hay que dejarle claro que a partir de ahora los dos adultos tomarán decisiones respecto a él, sin menospreciar al ya ex marido.
En todo caso, sea cual sea la razón por la que un niño no tiene un padre cerca, la madre nunca debe caer ni en el desprecio, ni en el resentimiento. Y, ante todo, tiene que evitar que el niño se sienta 'propiedad' de ella.
Consecuencias de la ausencia del padre en un niño
Un niño que crece con una ausencia no asumida de su padre puede presentar diversas consecuencias en su comportamiento, desde la falta de interés en los estudios y el juego, al mal comportamiento en la escuela.
También la falta de autoestima en un niño puede ser una consecuencia directa de la ausencia de su padre en su vida diaria. La mejor manera de que un niño se sienta bien consigo mismo, y crezca con seguridad en si mismo, es que sus padres le den amor y atención. Si ve que su padre no le presta la atención que él cree que necesita, lo notará, con lo que pensará que no es importante para él, y esto le hará crecer, sin sentirse seguro en si mismo.