Es de sobra conocido que la falta de ejercicio no trae buenas cosas para la salud. Por mencionar algunas, como el exceso de peso, el colesterol alto, o la misma depresión, son enfermedades que podrían minimizarse con algo de ejercicio bien llevado.
Pero he aquí el dilema, hacer ejercicio obligado pierde todo su potencial, ya que es un sacrificio en lugar de ser una diversión. Incluso nuestro cerebro más primitivo en estas ocasiones nos juega una mala pasada, ya que si lo que persigues es conseguir un cuerpo que te guste verlo en el espejo, pondrá muchos medios para que esto no ocurra.
Debemos aliarnos con nuestro cerebro en esta causa si queremos cambiar algo nuestros hábitos. Hemos de visualizarnos como nos gustaría vernos, y hacerle ver esa imagen a nuestro cerebro, y que sienta que es bueno para él también. Pensareis que es tontería lo que estoy diciendo, pero os aseguro que no lo es. Lo he sufrido en mis propias carnes.
Este mes pasado viajé a Noruega para el montaje del rokodromo portátil más grande del mundo, en principio el plan era estar en el equipo técnico para montar la estructura de escalada, y el resto del tiempo lo pasaría haciendo Trekking por la zona. El problema vino cuando llegamos a Bergen y no estaba montado el andamio, se acabó la buena vida y en 3 días teníamos que montar algo, que según las fuentes se tardaba 7 días. Resumiendo, me vi en situaciones de jugarme la vida, y mi cerebro tomó conciencia de que había que reducir lastre, y en cosa de 4 días había perdido más de 4kg, sin dejar de comer, si pensáis que era por el ejercicio os puedo asegurar que hacen falta algo así como 400 horas de ejercicio intenso para poder quemar 4kg de peso. Ahora peso 10kg menos y sigo perdiendo peso sin hacer nada extraordinario, solo me digo a mi mismo que con menos se rinde más, sí que es cierto que no me pego atracones, pero no me corto para comer.
¿Qué aprendí de esto? que cuando haces las cosas sin buscarlas surgen por pura naturaleza, por eso si decides abandonar el sedentarismo, empieza hacer algo que te divierta, y nunca viéndote obligado, ya que si te obligas conseguirás todo lo contrario. Hacer deporte es una manera que tenemos las personas de conectar con nuestra niñez, jugamos y disfrutamos haciéndolo, nos retamos para superarnos, fortalece nuestra autoconfianza, pero siempre con el disfrute de hacerlo porque sí, nunca por obligación, por eso el deporte no puede considerarse un trabajo.
Los griegos celebraban los juegos en honor a los dioses, era una manera que tenían de disfrutar, tú venera al gran BUDA que llevas dentro.
Francisco Beltrán Ortín