Revista En Femenino

(Autocrítica)

Por Tenemostetas
Por Ileana Medina Hernández

(Autocrítica)

El abrazo como utopía

Cada vez estoy más convencida de que estas madres de la "crianza con apego" estamos neuróticas desequilibradas perdidas. Al menos en la misma medida que las ministras, las empresarias, las psicólogas, las actrices, las profesoras universitarias, las ingenieras o las modelos de pasarela.
Coja usted un grupo de gente que se autodefina como quiera: espirituales, vegetarianos, católicos, animalistas, ecologistas, feministas, ricos, pobres, de derecha, intelectuales, científicos o marxistas. En cada uno de ellos habrá la misma proporción de idiotas, hipócritas, tontos del culo, malvados, buena-gentes, honestos, bienintencionados, inteligentes, sensatos o serios. No depende de la etiqueta que elijamos para actuar en este mundo.
Es una pena, porque la teoría del apego y el respeto genuino a la infancia son una causa noble que merece llegar por fin a las instituciones, a las administraciones y a los sectores políticos que tienen que decidir sobre la maternidad, la crianza, la educación, la conciliación familiar y el destino de las futuras generaciones.
Pero a veces uno se pregunta si con estos defensores podremos llegar a algún lado. Pasa como con el comunismo. La teoría es muy bonita. El papel -o los blogs- aguantan todo lo que se escriba. Pero en la práctica, ¿de verdad estas madres que criticamos a otras hasta rabiar, que nos apuñalamos unas a otras, que nos envidiamos, nos fajamos en las redes sociales, le robamos el trabajo a otras, etc... somos luego capaces de criar a nuestros hijos con respeto? ¿De verdad estas superdefensoras de la libertad, pero con un ego del tamaño de las pirámides de Egipto, que vemos el mundo en blanco y negro, con amigas de hoy y enemigas de mañana, somos capaces de nutrir hijos con paciencia y tranquilidad? A veces le parece a una que peor que los colegios son las madres que les han tocado, pobrecillos.
Definitivamente, el problema es la neurosis de base de la sociedad de dominación. Los miedos, la fase egoica, la infantilización perenne, la baja autoestima. Por eso Laura Gutman dice que la crianza con apego puede convertirse en otra etiqueta, en otro consuelo donde refugiarnos, en otro lugar neurótico donde autoengañarnos, donde aparentar lo que verdaderamente no somos.
La neurosis es la falsedad, la mentira, la ceguera emocional, la máscara. Y solo se cura con sencillez, humildad, no tomarnos demasiado en serio, no pretender ser perfectos y aceptar nuestras realidades y nuestras limitaciones.
La crianza respetuosa es un ideal, y como tal hay que tomarlo, reconociendo a la vez que arrastramos todavía mucha basura emocional, y no sentirnos mal por ello. Ser sinceras con nosotras mismas, reconociendo nuestros puntos flacos, es la única forma de avanzar, de mejorar, y a la vez de permitir a nuestros hijos también manifestar y reconocer sus dudas, debilidades y fallos.
No darle cabida a aquellas madres, profesionales, blogueras o foreras, que utilizan las redes sociales para atacarse o desprestigiarse unas a otras, es el primer ejemplo que deberíamos dar a nuestros hijos. Como dijo aquel sabio, se hace camino al andar.


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