Revista Psicología
La evaluación que una persona hace de sí misma es la autoestima.La autoestima sana se construye desde la infancia gracias experiencias continuadas en las que la persona se siente querida, motivada, elogiada y cuidada por sus padres y familiares. Después, por la suma de experiencias del día a día, de los éxitos personales, de la capacidad para reconocérselos, y la forma en la que la exigencia se manifiesta, la autoestima se afianzará o no. No haber construido una autoimagen fuerte conlleva dudar a menudo de uno mismo, a no negociar las necesidades y favorece sentimientos de ansiedad y tristeza.El exceso de autoestima está asociado a un trastorno de personalidad narcisista y el trastorno de personalidad antisocial. Cuando la autoimagen se maniefesta como “grandiosidad” , se convierte en arrogancia y el mal trato de los demás. Cuando es por defecto, la mala autoestima se trasforma en tristeza, ansiedad, e incluso a veces, en victimismo y evitación. Una forma más saludable es alcanzar un estado de aceptación de uno mismo (no sólo de palabra, sino de sentimiento), donde la autoimagen se trasforme en felicidad, sabiduría, optimismo, satisfacción por lo que se vive, buenas relaciones sociales…Si uno no ha recibido el “entrenamiento adecuado” por la vida, es bueno no renunciar a mejorar o equilibrar nuestra autoestima. Busque a personas en las que confiar, comparta sus sentimientos, normalice sus inseguridades, emprenda actividades que le ayuden a cuantificar su capacidad de para conseguir superar retos, aventúrese a decir en voz alta lo que consigue y no se disculpe por ello… Si ejercicios como estos no le ayudan, busque un profesional, un psicólogo que le guíe en ese proceso e intente hacerle caso. Con mucha probabilidad mejorara.http://elmundotlp.blogspot.com/es
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