Revista Opinión
Autosuficiencia, cantaba Eduardo Benavente en este vídeo grabado en casa del crítico musical Diego Manrique. Anecdotario aparte, la cuelgo porque durante años ha sido un lema personal y hoy lo considero uno de los males endémicos de nuestros tiempos. De esos que últimamente me están tocando la patata.
Vale, que me eduqué en la escuela del punk, del do it yourself y eso imprime carácter. Al fin y al cabo quién querría socializarse cuando lo único que te ofrecen son estudios interminables, trabajos precarios y cortarte las alas con un cuchillo llamado educación. Nadie en su sano juicio, claro está. La solución pasaba por mandar a la mierda la maquinaria de socialización. El problema es que al sacar el tapón, por el sumidero se colaron también los sentimientos de comunidad y la necesidad del otro. Llegó el tiempo del Lobo Estepario.
De aquellos polvos vienen los lodos en que actualmente chapoteamos. Y no creo que el mío sea un caso aislado. No hay manera de acometer la travesía por el desierto sin que te crezca un ego colosal. Una arrogancia que te repite una y otra vez que no necesitas de nadie. La vida nos va enviando señales, advertencias y finalmente amenazas pero tu ego sigue erre que erre hasta que se rinde o te destruye. Qué le vamos a hacer si crecí creyendo aquello que cantaban Los Flechazos: "Del orgullo y del recuerdo todo lo que puede salir es bueno". Una vez lo entiendes, comprendes que no hay nada malo en necesitar de los demás,solo la dificultad de vencer el orgullo. No pasa nada por pedir ayuda. Incluso, descubres que, como explicaban en clase de Fisica a santo de no recuerdo qué, se trata de una energía que posee dirección pero no sentido.