Me tienta la aventura digital. Siempre me han gustado las aventuras, nunca me ha parado el miedo al riesgo y lo practicado cuando la vida (y mis jefes) me lo ha permitido. Ahora no tengo jefes y estoy metido en un par de aventuras que aunque no den dinero (hoy) me garantizar estar donde hay que estar, siguiendo las nuevas tendencias de la profesión que practico (con pasión) desde hace más de medio siglo.

Me tientan (ahora) con una nueva aventura (digital): un periódico. Hacer una edición especial de una cabecera ya existente y consolidada. Para animarme, el editor de ese digital, dinámico e inteligente, me advierte que no se trata de ganar dinero, sino de tener presencia, de estar. No soy un hombre de negocios, aunque ahora dependa de mi olfato empresarial para no hundirme en la miseria. Pero no sé si voy a aceptar.
No se trataría de no ganar, se trata de perder dinero después de sembrar tus páginas digitales y tu inspiración con colores y sonidos que agobian y agotan que dejan unos céntimos si el visitante caritativo hace clic en alguno de esos anuncios. Por eso yo visito y leo pocos digitales, aunque acepto que son el futuro. Pero habrá que buscar fórmulas menos agresivas, y más rentables. Entretanto, confieso que me lo sigo pensando.
