“No sé si debo entreteneros con las primeras meditaciones allí realizadas, pues son tan metafísicas y tan poco comunes que no serán del gusto de todos. Y sin embargo, con el fin de que se pueda opinar sobre mis fundamentos, me encuentro en cierto modo obligado a referirme a ellas”.
Descartes
“Vosotros, atenienses, no fuisteis capaces de soportar mis conversaciones y argumentaciones, sino que os han resultado pesadas y odiosas hasta el extremo de tratar ahora de libraros de ellas”.
Sócrates
“¿Por qué queréis arrastrarme a todas partes oh ignorantes? Yo no he escrito para vosotros, sino para quien pueda comprenderme. Para mí, uno vale por cien mil, y nada la multitud”.
Heráclito
“Apenas reflexionamos un poco […] Las minorías son individuos o grupos de individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no especialmente cualificadas.”
Ortega y Gasset
Y una vez, al salir una mañana de una posada, se encontró a un anciano mendigo que estaba sentado sobre un tronco de árbol, a la puerta, y le dijo: “Maquetas, ¿qué sentido tienen las cosas?” Y aquel Maquetas le respondió, encogiéndose de hombros: “¿Y a mí qué me importa? […] ¡Déjame en paz y quédate con Dios!” Y el anciano mendigo frunció el ceño y sonrrió tristemente, mirando al suelo.
Miguel de Unamuno
Los insignes pensadores de la historia, aquellos que han dicho la verdad, los que han cambiado la historia son los mismo que, en su época, fueron vistos como charlatanes, elucubradores o, en un lenguaje más moderno (cani para muchos), gente que se “raya la cabeza”. ¿Por qué ha estado siempre tan mal visto el pensamiento? ¿Por qué la gran mayoría de los ignorantes desprecian al sabio?
Ahora bien, esta aversión al pensamiento no tiene ninguna razón de ser, ya que el pensamiento es algo natural del ser humano; pensar es lo más natural que hay, no tiene ningunas connotaciones negativas, no tiene ninguna consecuencia negativa. Pensar siempre es positivo, siempre.
Ya apuntó algunas claves Ortega para poder responder a esta cuestión que hoy nos ocupa. Siempre ha existido una mayoría mediocre que, en palabras del propio filósofo, “abunda en todos los lugares” y una minoría intelectual. Lo que ocurre actualmente es que la mayoría se ha unido, ella tiene el poder. La masa o muchedumbre tiene el suficiente poder como para desplazar a la minoría intelectual y espiritual. Por eso es por lo que podemos observar que determinadas personas que, en un principio, pueden ser encuadradas como intelectuales, luego pueden verse influidos y sometidos al poder de la masa.
Dicho de una forma más rudimentaria: el gran poder de la masa social mediocre puede atraer a algunos intelectuales minoritarios, puede atontarlos. De ahí que sea tan importante actualmente tener personalidad. En palabras de mi profesora Puri: “no hay que dejarse llevar por el qué dirán, hay que ser fiel a nuestra propia opinión”.
Todo está lleno de mediocres: botellones, centros comerciales, manifestaciones, campos de fútbol, plazas de toros… ¿Y las bibliotecas? ¿Y los salones de estudio? ¿Y las reflexiones? ¿Y la sabiduría? Como digo, la minoría está más en crisis que nunca; a menudo se ve desplazada de la sociedad por ser más reflexiva, ya que esto para las masas resulta realmente tedioso.
Me uno a los citados filósofos al principio de esta pequeña entrada: espero que mis palabras no os hayan resultado desagradables ni tediosas, deseo que cualquier reflexión derivada de la lectura del presente post sea profunda, lo cual no es sinónimo de pesada ni de especulación abstrusa.
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