La industria de la automoción se encuentra inmersa en uno de los mayores retos de toda su historia: la transición hacia la movilidad cero emisiones.
Esta transición ecointeligente está en línea con el deseo de Naciones Unidas, que ha solicitado a los fabricantes que dejen de producir motores de combustión antes de 20 años.
En este nuevo contexto marcado por una forma de desplazarse más ecoeficiente y respetuosa con el Planeta, una de las alternativas pasa por el impulso de los vehículos eléctricos, cuyos motores no emiten ni CO2 ni óxidos de nitrógeno.
Pero ¿qué impacto genera el vehículo eléctrico en la sociedad, tanto ambiental y energético como económico? Vamos a analizarlo desde distintas vertientes de la sostenibilidad:
Impacto medioambiental
La implantación actual del vehículo eléctrico ha conseguido disminuir notablemente las emisiones de CO2 durante su funcionamiento, pero no totalmente.
Actualmente las emisiones se encuentran en torno al 33% de las emitidas por el vehículo de combustión.
Actualmente, un ICEV (Internal Combustion Engine Vehicle), vehículo de combustión de tamaño medio emite entre 163 y 142 gramos de CO2 por kilómetro de media, equivalente a consumir una media de 7 litros a los 100 km, mientras un vehículo eléctrico consume de media 17 kWh/100 km.
Según estimaciones realizadas, con el uso de 1.000 vehículos eléctricos en una ciudad se dejaría de emitir más de 30.000 kg anuales de gases contaminantes.
Pero para hacer un balance de la contaminación, hay que tener en cuenta todo el ciclo de vida, desde las extracciones de materiales hasta su reciclaje.
Por tanto, será necesario introducir 3 términos: WTT (Well-To-Tank stage, del pozo al tanque), TTW (Tank-To-Wheel stage, del tanque a la rueda) y WTW (Well-To-Wheel, del pozo a la rueda).
WTT hace referencia a las emisiones producidas durante la extracción de la materia prima hasta las producidas durante su transporte, TTW engloba las emisiones durante la conducción hasta la obtención de chatarra, y WTW se refiere a todo el ciclo de vida desde la extracción de las materias primas hasta su reciclaje.
Existe una gran controversia sobre las emisiones totales de los vehículos eléctricos frente a los de combustión.
En los vehículos de combustión, la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y contaminantes del aire ocurren durante la etapa TTW (etapa de funcionamiento), mientras que para los vehículos eléctrico a baterías (BEV) la mayoría de las emisiones ocurren durante la etapa WTT (etapa de generación de energía).
Informes de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) indican que las emisiones de un vehículo eléctrico son casi 3 veces menores que el que genera un vehículo de combustión, aun teniendo el impacto de las materias primas y fabricación de los vehículos eléctrico, y en especial sus baterías que equivalen al 40% de las emisiones totales.
También existen ciertas visiones menos optimistas que apoyan la idea de que los motores eléctricos no solo contaminan igual que un vehículo de combustión, sino que puede llegar a ser incluso mayor.
Esto se apoya en que la contaminación que se produce durante la generación de energía eléctrica dependerá de la fuente de energía utilizada para producirla.
Así el carbón y petróleo son las más contaminantes, el gas natural y la nuclear estarían en un estadio intermedio, mientras que las energías renovables (solar, eólica, geotérmica e hidráulica) serían las fuentes menos contaminantes.
Según un estudio de la Universidad de Michigan (EEUU), un vehículo que emita menos de 4,5 litros a los 100 km resulta más limpio que un vehículo eléctrico, siempre que su electricidad no se genere con energías renovables.
Este estudio permite demostrar que en países como Cuba o República Dominicana, en los que la obtención de la energía eléctrica es altamente contaminante, con un consumo de tan solo 6,3 litros por 100 km, el vehículo de combustión contaminaría menos.
En el caso de Europa por debajo de 2,9 litros a los 100 km será menos contaminante que un vehículo eléctrico, pero esos niveles de consumo en Europa son imposibles de alcanzar, por eso un vehículo eléctrico emite menos gases que cualquier vehículo simple de combustión.
Impacto energético
Como ya se ha mencionado, las emisiones durante la generación de energía eléctrica vendrán determinadas por las distintas alternativas tecnológicas utilizadas para ello.
En el caso de España , en los últimos años la energía eólica y nuclear han sido las fuentes de mayor peso, lo que determina las emisiones GEI del mix eléctrico.
La obtención del carbón tiene el ciclo de vida más alto y por tanto una emisión GEI mayor, casi el doble que la del gas natural.
La energía nuclear y biomasa producen menos emisiones de carbono, aunque no es cero debido a las emisiones durante la construcción de las instalaciones generadoras. La solar, hidráulica y eólica son las que menos emisiones GEI producen.
Si la perspectiva de futuro es que se produzca una progresiva sustitución de los vehículos de combustión por los eléctricos, será necesario recurrir a mix adecuado basado en su inmensa mayoría por fuentes de energías renovables.
Impacto económico
Uno de los factores que le preocupa al consumidor a la hora de comprar un vehículo eléctrico es lo que lo que le supone económicamente adquirir este tipo de vehículos.
El desembolso inicial es notablemente mayor que en uno de combustión debido al precio de las baterías, pero eso no quiere decir que nuestra inversión total vaya ser mayor que en los convencionales.
Gran parte del encarecimiento del vehículo eléctrico respecto al vehículo convencional viene determinado por las baterías, pudiendo suponer hasta el 60% del precio del vehículo.
Pero coloquialmente se puede interpretar que este sobrecoste de las baterías es como si al comprar un vehículo de combustión interna, nos hicieran abonar por adelantado más del 60% del combustible que vamos a consumir en los próximos años.
Incorporando la visión que aporta el Análisis de Coste de Vida (ACV), además del coste inicial, hay que tener en cuenta el coste de mantenimiento durante su vida útil y el precio de la energía que le alimenta.
La simplificación de la maquinaria con respecto al vehículo de combustión es la causa principal que provoca la sustancial disminución del coste de dicho mantenimiento.
A todo esto, y de manera coyuntural, hay que sumar que actualmente existen subvenciones, ahorros en impuestos y en peajes para este tipo de vehículos, con el fin de incentivar así la demanda e impulsar el vehículo eléctrico.
¡Esperamos que tras este análisis tengas más clara tu apuesta por la electromovilidad!
El artículo ¿Ayuda el vehículo eléctrico a la sostenibilidad? se publicó primero en ecointeligencia - cambia a un estilo de vida sostenible!.