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Azarenka alcanza el número uno empequeñeciendo a Sharapova para ganar su primer Grand Slam en Australia

Publicado el 28 enero 2012 por Toni_delgado @ToniDelgadoG
Azarenka alcanza el número uno empequeñeciendo a Sharapova para ganar su primer Grand Slam en Australia
En los guiños de los realizadores de televisión se explican muchas historias, especialmente cuando se entretienen captando la reacción de las deportistas a cuanto acontece en la competición. Victoria Azarenka (Minsk, Bielorrusia, 1989) acaba de fallar un punto de break y en vez de lamentarse parece estar cantando su error con cierta gracia, dándole melodía a esa caña que le ha salido. Una equivocación anecdótica para ella, que a la siguiente oportunidad se lleva el juego, el octavo consecutivo. Y al saque Azarenka se lleva el partido, el número uno mundial y su primer Grand Slam, el Abierto de Australia, ante una Maria Sharapova pasada de revoluciones a lo largo de la noche australiana y que falló el resto lanzando la pelota a la red para perder por 6-3 y 6-0 en una hora y 22 minutos.
Azarenka, Vika para su entorno, es tan expresiva en una pista de tenis como fuera de ella, algo que le perjudicaba antes, cuando era demasiado impulsiva: “Mi equipo me ha hecho darme cuenta de que puedo confiar en mí”. Si durante el partido se había mostrado más segura, paciente, eficaz, buena gestora -sabiendo sobrevivir a los primeros obuses de Sharapova- además de escoger bien sus subidas a la red en el triunfo estuvo casi adorable. Primero se arrodilló y se tapó la cara, para poner cara de sorpendida, irse a abrazarse a su técnico, Sam Smuyk, a la pareja de éste y a su fisio, Jean Pierre Bruyere. Los siguientes gestos, para el público, al que obsequió con varias muñequeras y con su cinta, todo de color verde. Verde esperanza, la que no perdió la bielorrusa -la primera que juega y gana una final de Grand Slam- después de empezar muy nerviosa y verse con 0-2 y 0-30 en contra nada más empezar tras dos dobles faltas. 
Sólo entonces Sharapova pareció Sharapova. Después la rusa no tuvo réplica, vio cómo su rival remontaba el parcial para ponerse 3-2. Sharapova sólo pudo llevarse un juego más en todo el partido con un ace (3-3) y empezó a competir contra Azarenka y contra sí misma, obsesionada como estaba en revertir la situación con golpes a la línea y con mucha potencia. Le salió cruz por completo: “Vika se merece este título lo ha trabajo mucho. Es un honor que su nombre figure en este torneo”.
Décimo título
Sharapova estuvo elegante en su discurso en la jornada que perdió su tercera final de Grand Slam -ha ganado tres: Wimbledon en 2004, el Abierto de Estados Unidos en 2006 y el Abierto de Australia en 2008-. Azarenka sonreía agradecida, tímida ante tal alago y en su primera frase lo agredeció: “Gracias por tus palabras”. La bielorrusia acababa de recibir el trofeo de las manos de Martina Hingis, que según Eurosport podría jugar los dobles de los Juegos Olímpicos de Londres como Roger Federer. El suizo es el ídolo de Azarenka, a la que le encanta leer, estar con los amigos y escuchar música, desde rock pasando por hip-hop o R&B. Quién sabe en qué estilo se puso a cantar ante aquel fallo. Un despiste puntual para una grandiosa campeona que parecía toda una veterana en su primera gran cita.  
Ahora Azarenka es la nueva número uno mundial -Sharapova será tercera-, acumula diez títulos (Abierto de Australia y Sydney este curso; Miami, Marbella y Luxemburgo en 2011; Stanford y Moscú en 2010; Brisbane, Memphis y Miami en 2009; y ITF/Petange-LUX en 2005) y ya tiene su primer Grand Slam venciendo a la campeona la titánica Kim Clijsters en semifinales y sacando la versión más obsesiva a Sharapova en la final. Es la quinta campeona diferente en los últimos cinco grandes.

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