El Azúcar de Abedul, también conocido como Xilitol, es un delicioso sustituto del azúcar. Su origen es la corteza de abedules y posee un sabor refrescante muy similar al de la sacarosa. Además de su agradable sabor y su bajo índice glucémico, cabe destacar su contribución al mantenimiento de la mineralización de los dientes...
El azúcar de abedul es 100% natural. Su proceso es sencillo: se machaca la corteza del árbol que lleva su nombre y pasa por una serie de tratamientos para obtener el xilitol, que es lo que conocemos propiamente como azúcar de abedul. Su apariencia es igual a la del azúcar de mesa, en versión blanca o morena. Si ponemos un poco de ambos productos en un recipiente no sabríamos distinguirlos hasta que lo probamos. El edulcorante procedente de estos árboles que crecen en Europa, especialmente en los países nórdicos, Asia, América del Norte y Norte de África.
Su sabor en las infusiones, cafés, tés o zumos es igual y endulza lo mismo con una cantidad idéntica al clásico sobre de azúcar blanquilla procedente de caña o de remolacha. Su poder endulzante es tal que también se emplea en cocina y repostería. El azúcar de abedul, que también se conoce como azúcar de madera, tiene importantes beneficios. Primer punto a destacar de este producto: evita la caries y esto se debe a que no fermenta en nuestra boca. Por lo tanto, no puede ser digerido por las bacterias convirtiendo el azúcar en ácido, que es lo que nos produce la destrucción de los tejidos dentales.
Saba Gunes, director general de Abedulce (empresa que comercializa el azúcar de abedul en España), asegura que mucha gente lo utiliza incluso para enjuagarse la boca después de cepillarse, ya que reduce la placa dental, protege las encías, combate la gingivitis y ayuda a la remineralización del esmalte.
La revista oficial de la Asociación Dental de EEUU lo avala: "El azúcar de abedul ha demostrado reducir las caries en adolescentes finlandeses entre un 30% y un 60%". Otro de los grandes beneficios es que tiene un 40% menos de calorías y un 75% menos de hidratos de carbono que el azúcar de mesa. Una buena noticia para quienes cuidan su estado físico y corporal. Así, el azúcar de abedul lo pueden usar desde personas que quieren una alimentación sana a aquellas que hacen dieta, sin necesidad de privarse de endulzar un poco sus comidas y bebidas.
A esto se le suma que tiene siete de índice glucémico (medida en que los alimentos con hidratos de carbono elevan la glucosa en sangre) mientras que el del azúcar común alcanza el 99. Una gran diferencia. Para que nos hagamos una idea, el azúcar de madera tiene el mismo índice que una lechuga. Cuando este valor es bajo, se incrementa la sensación de saciedad, evitando también la urgente necesidad de picotear entre horas.Y ya no sólo hablamos de cuidar la línea. Al tener un índice glucémico tan bajo, lo pueden tomar los diabéticos.
Algunos estudios hablan de otros muchos beneficios de este producto: refuerza el sistema inmunitario, fortalece los huesos, protege contra las enfermedades degenerativas, aumenta la producción de colágeno y es alcalinizante. Otra de las características que se le atribuyen en Finlandia, gran consumidor de este producto, es que tiene poder antimicrobiano. Al parecer, según los folletos de Abedulce, también tiene "efectos anticándida", incrementa la "densidad ósea total" y "reduce el riesgo de infecciones del oído medio".
El azúcar de abedul no tiene efectos nocivos, pero, como todo, hay que tomarlo con moderación, llevar una dieta sana y hacer ejercicio. La única contraindicación es que si se toma una cantidad muy alta puede llegar a tener un efecto laxante.
Sus orígenes
El azúcar de abedul fue descubierto en 1891 por Emil Fischer, un químico alemán. Pero, no se popularizó hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando Finlandia sufría una escasez de azúcar y buscaron otros edulcorantes alternativos que pudiesen producir. Y Finlandia tenía muchos árboles de abedul. Lleva años consumiéndose en otros países como producto para diabéticos y actualmente es el secreto mejor guardado de muchos famosos de Hollywood. Su consumo en España está despegando con timidez, aunque cada vez es más conocido por la búsqueda de sustitutos sanos del azúcar.