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Azul, el poder de un nombre. Samidak de Begoña Pérez Ruiz | Promo

Publicado el 22 julio 2015 por Cada Libro Un Mundo @PatricRo
Azul, el poder de un nombre. Samidak de Begoña Pérez Ruiz | Promo
Azul, el poder de un nombre. SamidakBegoña Pérez Ruiz Éride | Octubre de 2015 Goodreads
El planeta Antirios está habitado por una raza de seres humanoides que se comunican telepáticamente y aborrecen cualquier tipo de ruido. En un mundo donde el silencio es ley, la aparición de un misterioso bebé llorando, surgido de la nada, supone toda una crisis. El cónsul federativo Kritias Sabas deberá encargarse de recoger al bebé, una niña bautizada como Azul, y trasladarlo a Irinia, corazón de la Federación de Planetas. Pero Azul encierra más misterios que el de su extraño origen...
Será criada en orfanatos de distintos planetas hasta culminar su educación en la férrea escuela de Zahirus. Ya como oficial de la Flota Federativa, descubrirá el amor y la profecía que pesa sobre ella haciéndole imposible disfrutar de una existencia normal y feliz. Se verá forzada a alejarse de los seres que la quieren, perseguida por la sombra de la maldición de su nacimiento, aquella que señala su verdadero destino, destruir al Demiurgo Oscuro, antes de que este poderoso y terrible ser engulla a todos los mundos.
Kritias llenó su mente de recuerdos agradables de momentos compartidos con su mujer a fin de relajar su mente durante el breve viaje hasta el Ministerio Mayor, sabedor de que necesitaba mantener fresco su cerebro para el esfuerzo extra que sería comunicarse telepáticamente con los antirianos y solucionar la pequeña crisis, por el momento desconocida para Kritias, por la que habían requerido de sus servicios diplomáticos. Una vez en el Ministerio y hasta llegar a la sala principal de aquel frío edificio, ningún antiriano de cuantos se cruzó le dedico ni el más mínimo pensamiento en forma de saludo. Entre otros defectos, los antirianos no se caracterizaban por ser hospitalarios. Ante tal gélido trato, la sequedad de los dos ministros que le esperaban en la sala de visitas le pareció acogedora. Al menos esos dos antirianos se molestaron en saludarle y presentarse mínimamente:
―Soy el ministro Nya y me acompaña el también ministro Dena. ―Los nombres se dibujaron con claridad a través de las ondas telepáticas, en el cerebro de Kritias. No sabía muy bien si trataba con criaturas femeninas o masculinas, nunca lo sabía cuando se encontraba con antirianos. Su forma de vestir tampoco presuponía nada, todos, al margen de los oficiales de su ejército, iban ataviados con esas enormes y anchas túnicas de un azul pálido cercano al gris. Kritias camufló ese pensamiento lo más rápido que pudo y dibujo en su mente su propio nombre. Los penetrantes ojos de los ministros antirianos le taladraron considerando su tardanza en responder un tanto ofensiva y poco adecuada a un cónsul.
―Cuanto antes haga su trabajo y se vaya, mejor. ―Le comunicó el que se hacía llamar Dena.
― No sé qué he venido a hacer aquí, nadie me ha explicado nada. ―Comunicó, ahora con gran rapidez, Kritias escondiendo cualquier emoción de descontento por estar allí y por considerar el trato antiriano tan poco elegante.
―Es urgente, no puede perturbar más nuestro mundo un estruendo como ese. Síganos y se lo mostraremos. ―Kritias se sentía confundido, no tenía ni idea de a qué se referían los ministros. Un sonido que se les hacía insoportable, se preguntó qué tipo de ruido sería ese y, sobre todo, de dónde vendría en un mundo como el antiriano privado de cualquier percepción sonora. Kritias estaba sumamente intrigado y expectante. Sin duda se trataba de un ruido ajeno a la cultura antiriana y aquella raza maniática se había molestado en solicitar a un cónsul a la Federación para que se ocupara de detenerlo.
Kritias no paraba de cuestionarse sobre la imposibilidad, a priori, de atrapar un sonido y llevarlo lejos. Cabía la probabilidad de que sólo esperaran de él que se ocupara de llevarse lejos al causante del estruendo, fuera lo que fuera o quién fuera. El cónsul no podía dejar de admitir que aquella intriga cobraba cierto grado de interés e incluso comicidad. Kritias lo pensó sin molestarse en disfrazar la idea y Dena le miró con reproche.
Tras caminar cinco minutos apresuradamente con Kritias detrás, los antirianos se detuvieron ante la puerta de una estancia. No parecía una habitación especial, era exactamente igual que las otras estancias blancas y asépticas por las que acababan de pasar. Pero nada más pararse ante ella, Kritias fue capaz de captar que la habitación contaba con medidas extras de insonorización y aún así podía escucharse un runrún continuo y una mente muy joven, pero poderosa que estaba encerrada en el cuarto. Kritias aún era incapaz de identificar aquel sonido.
―Apareció sin más. ―Comentó Nya―. Lo encontraron los operarios del desierto ocho hace unos días. No había rastro alguno de transporte. No sabemos cómo llegó hasta allí, ni quién lo trajo.
―Seguro que fueron los despreciables leónidas. ―Comentó Dena.
―Por lo que sabemos no es de naturaleza leónida. ―Terció Nya―. Parece humano, es por ello que hemos contactado con la Federación. Nosotros no podemos ocuparnos de algo así, ha de llevárselo enseguida con usted, es demasiado escandaloso. ―Cuando al fin abrieron la puerta, los antirianos se apartaron molestos por el ruido y dejaron paso a Kritias. El cónsul enseguida fue capaz de identificar aquel sonido, era el claro llanto de un bebé. Desconcertado, se acercó más al pequeño bulto que los antirianos habían dejado en un rincón del acolchado suelo. Estaba envuelto en una sábana de raso azul muy intenso. En cuanto estuvo a su altura, se agachó y le cogió en brazos. No había duda, era un bebé y parecía humano.
Kritias verificó al momento que se trataba de una niña. La pequeña dejó de llorar en cuanto el cónsul la abrazó. El bebé abrió entonces sus ojos, para mirar fijamente a Kritias, eran de un profundo color azul. El cónsul sintió una inmensa sensación de bienestar y, rompiendo todas las reglas de la educación con los antirianos, dijo en voz alta y sin expresarlo a través de sus pensamientos:
―En días como éste, adoro mi trabajo.
Podéis leer los primeros capítulos en el blog de la autora:Prólogo | Capítulo uno | Capítulo dos | Capítulo tres
Azul, el poder de un nombre. Samidak de Begoña Pérez Ruiz | PromoBegoña Pérez Ruiz Blog | FacebookNací en Colombes (Francia) en 1972, aunque desde bien pequeña estoy afincada en Getafe (Madrid), donde sufren mis manías (tanto para bien como para mal) y mi mal genio (siempre para mal) mi marido, mis dos hijos y mi gata y en más de una ocasión mi querida compañera y amiga hobbit. Gran apasionada del mundo de los libros y las letras. Aficionada a todo tipo de lectura, especialmente a la literatura fantástica, infantil y juvenil. Esto me llevó en mi juventud a colaborar en diversos fanzines y a crear el mío propio: Los diletantes de Lovecraft, así como un club alrededor de dicho fanzine. Mi diplomatura en la carrera de Biblioteconomía y Documentación me ha permitido encauzar mi carrera profesional trabajando en distintas librerías, tanto generales como especializadas. Paralelamente a mi trabajo de librera, en el que ya llevo más de veinte años, he ejercido como lectora profesional para las editoriales SM y Versátil, evaluando muestras espontáneas y posibles premios. Así mismo he colaborado con artículos sobre literatura en páginas web como Cine y Letras. Hace poco abrí mi propio blog dedicado a reseñas literarias, de cómic, etc. y a dar a conocer los mundos de mi novela Azul, el poder de un nombre.
Ahora, tras años como lectora, me he convertido en escritora.
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