Tenía el número #35 en la pescadería así que cuando ví que iban en el #20 me armé de paciencia.
Suelo tener bastante claro lo que voy a cocinar de un día para otro. Pero ocurre, en algunas ocasiones (cada vez con más frecuencia ) que voy a la pescadería y cuando veo lo que hay en el mostrador y mientras espero, divago sobre lo que voy a llevar y como lo voy a preparar.
En algunas ocasiones, al tener bastantes clientes delante, aquello que en principio me pareció la mejor opción, cuando llega mi turno ya no queda, así que vuelta a empezar...
Eso me ocurrió con estos bacalaos, bacaladillas o lirios, como se llaman habitualmente según la zona del país en la que vivamos.En principio tenía en mente unos bocartes (boquerones) que se salían de la caja. Frescos, brillantes y plateados. Me los imaginé ligeramente enharinados y fritos acompañados de unos pimientos de Padrón y unos cachelos. Según se iba acercando mi turno, me dí cuenta que como dos personas más llevasen medio kilo cada una, ya no me quedarían.La número #34 se llevó los que quedaban, así que después de mirarla como Jack Nicholson en el Resplandor, opté por pasarme a los bacalaos. No me apetecía desespinarlos y freírlos rebozados en harina y huevo, así que de camino a casa, se me ocurrió la receta.Además de una cunca de arroz blanco, tenía unos grelos y un trocito de lacón en la nevera que sobraran del cocido del día anterior, así que había que aprovecharlos en esta receta. Y lo hice, vaya que si lo hice !
BACALADILLAS RELLENAS Y CHULAS DE GRELOS
Ingrs. para 2 personas
Para el pescado:
9 bacaladillas medianas100 grs. de grelos cocidos100 grs. de lacón cocido2 dientes de ajosal pan rallado gruesoaceite de oliva virgen extra
Para las chulas:
1 taza de arroz blanco100 grs. de grelos cocidos 1 huevo enteromedio botellín de cerveza3 cucharadas soperas de harinasal aceite para freír
Como los grelos estaban ya cocidos, los escurrí bien. Los piqué finitos y los reservé.
Preparé la pasta para las chulas batiendo el huevo, añadiéndole la cerveza , la harina y una pizca de sal, hasta conseguir el espesor deseado. Le añadí el arroz y la mitad de los grelos picados. Revolví bien para integrar todo y lo guardé en la nevera.
Los bacalaos los había traído enteros, con tripa y cabeza así que me puse los guantes de vinilo y me dispuse a limpiarlos sacándole la espina central tal y como expliqué en esta otra receta con sardinas.
Lavados y bien limpios, los sequé bien con papel absorbente antes de proceder a rellenarlos.
Piqué el lacón que me iba a servir también para el relleno.En una sartén, puse 1 cucharada de aceite de oliva y doré los ajos ligeramente. Agregué el lacón y sofreí ligeramente.
Finalmente, añadí los grelos picados y mezclé todo bien. Dejé enfriar el relleno, antes de manipularlo.
Sobre cada filete puse una buena cantidad del relleno y enrollé.
Colqué los rollitos en una fuente de barro engrasada. No les puse palillo ni nada para sujetarlos, simplemente la parte más estrecha hacia abajo.Cuando los tuve todos listos, los espolvoreé con pan rallado grueso y un chorrito de aceite de oliva virgen. En este momento pensé en que por dentro no les había puesto sal porque llevaban lacón, así que una poquita de sal por encima me pareció más que suficiente.
Encendí el horno a 170ºC e introduje la fuente en una posición media con calor arriba y abajo. El pescado se hace muy rápido, así que no los tuve más de 15 minutos.
Mientras el pescado estaba en el horno y para poder servir todo recién hecho y calentito, saqué la pasta de las chulas de la nevera y me puse a freírlas.
En una sarten con abundante aceite, fuí echando cucharadas generosas de pasta y dorándolas por todos los lados.
Una vez fritas, las coloqué sobre papel de cocina para eliminar el exceso de grasa.
El emplatado no fue fácil, tengo que admitirlo. Ambos elementos era "monocromáticos" y de forma parecida, así que opté por darle un toque de color con los cherry, que según la chef Vallejo-Nájera ( esa que parece que se tragó un sable) del programa Masterchef, son como "decoración de hotel de los años 80" . Por cierto, la peli del Resplandor era de esos años, no? pues todo encaja !
A veces un pescado de lo más económico, puede transformarse en un plato de "ocasión especial". No es necesario siempre tirarnos a la merluza, el salmón o el rape para disfrutar de algo extraordinario.
Nota:
quizá pueda parecer, por la fotografías que la espina central nos va a molestar a la hora de comerlos. Pues no, si conocemos la morfología del pescado, simplemente partimos los rollitos a la mitad y se podrá eliminar con muchísima facilidad.
Texto y fotografías: Pilar Martínez
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LA COCINA DE LECHUZA