Revista Cine
Director: Drew Goddard
Sí señor, a quién no le gustaría celebrar su cumpleaños, un hermoso 27 de diciembre, en un hotel como El Royale, el maldito El Royale, aprovechando seguramente uno de esos paquetes de celebraciones que algunos hoteles ofrecen, y celebrar un solo gran megacumpleaños en donde no sólo me celebren a mí, sino que a personajes tan ilustres como la magnífica Marlene Dietrich, el maldito Gaspar Noé, el bueno de Eliseo Subiela (con estos dos últimos podría hablar en el mismo idioma al menos), el gran Gérard Depardieu, la adorable Heather O'Rourke (la malograda niña de "Poltergeist"), el gran Michel Piccoli, mi amor de adolescencia Hayley Williams (aunque su mundo es el de la música), Olivia Cooke que nació además el mismo año que yo, el chico bonito Timothée Chalamet, y, por qué no, invitar a Hera Hilmar para preguntarle qué se siente ser parte de "Mortal Engines", con lo mal que le ha ido en taquilla, y si se me olvida alguien, mil perdones. No digo que esta megacelebración vaya a ir sobre ruedas, estamos en El Royale después de todo, alguna catástrofe tendrá que ocurrir, a fin de cuentas el lugar está lleno de secretos escabrosos y sórdidos a pesar de su esplendoroso look, pero por estar en El Royale lo cierto es que la experiencia será infernalmente entretenida...En efecto, la segunda película dirigida por Drew Goddard (recuérdenme ver su opera prima), la cual por lo demás fue filmada en 35mm (al igual que esa opera prima que, recuérdenme, debo verla), es infernalmente entretenida. Además cuenta con una narración tan elegante como rebosante de estilo y verba, un relato nutrido de personajes y acontecimientos, pero finamente engarzado y aún mejor distribuidos sus golpes de efecto, a fin de crear esta atmósfera de misteriosa y jocosa extrañeza, que poco a poco se sale de madre y te conduce a un tramo final bastante salvaje. Si bien podríamos achacarle un poco ciertos "casi-casi", o deus ex machinas que salvan a los personajes más entrañables y merecedores de redención, además del carácter un tanto somero e instrumental de un par de personajes (como el de Dakota Johnson y Jon Hamm), lo cierto es que no es poca cosa mantenerte atento y entretenido durante más de dos horas de duración, mantener el equilibrio y la coherencia en un relato de tantos flancos y ramificaciones, sacarle provecho a su reparto coral sin que dé la impresión que se desaprovecha a alguien (grandioso, como siempre, el bueno de Jeff Bridges, y no sé si Chris Hemsworth está genial o un poco exagerado, pero al menos hace de las suyas), y, básicamente, rodar escenas tan geniales como lo logra Goddard en este, su segundo largo, de tramo en tramo.Una buena película navideña, de año nuevo o para celebrar un cumpleaños, o para cualquier día, infernalmente entretenida y seductoramente calculada, claro que sí. Recuérdenme ver la opera prima de Drew Goddard, "The Cabin in the Woods".