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BAFICI 2011. Cine de actor

Publicado el 13 abril 2011 por María Bertoni

BAFICI 2011. Cine de actorJuan Minujín y Daniel Hendler aprovecharon esta 13a edición del BAFICI para presentar y promocionar sus primeras películas como directores. La del actor porteño, Vaquero, fue elegida para inaugurar oficialmente el festival. La del colega montevideano, Norberto apenas tarde, es otro referente (en este sentido comparte protagonismo con La vida útil) del pujante cine uruguayo. A continuación, la reseña de cada una.

BAFICI 2011. Cine de actor
Vaquero
BAFICI 2011. Cine de actor
Vaquero
es otro caso de cine autorreferencial con evidentes huellas autobiográficas (por ejemplo, Minujín realmente trabaja en una obra teatral con Guillermo Arengo). “Improntas narcisistas”, admitió el mismo director en la pequeña conferencia que brindó tras la proyección del domingo pasado en el shopping Abasto.

El largometraje nos desliza bajo la piel de Julián Lamar, actor frustrado con su vida laboral y afectiva. El discurso en primera persona (el fluir de la conciencia con voz en off) y una cámara inestable son los principales recursos narrativos que nos revelan la inseguridad, angustia, envidia, en suma el desasosiego del protagonista interpretado por el propio Minujín.

Los monólogos internos, los primeros planos escurridizos, un giro argumental inesperado hacia el final son los mayores aciertos del guión que otra vez Minujín escribió con Facundo Agrelo. A nivel actoral, Juan se luce bajo su propia dirección y con el sostén de Daniel Fanego, Leonardo Sbaraglia, Pilar Gamboa, Alberto Suárez y el mencionado Arengo.

Sin dudas, el ahora guionista, director, actor, productor no le escapa a la maldición del hombre orquesta, es decir, al hastío que la omnipresencia y la autorreferencia pueden causar en algunos espectadores. A lo mejor tanta alusión autobiográfica es exclusiva del debut, y en sus próximos trabajos como realizador Minujín abandone el narcisismo del actor.

BAFICI 2011. Cine de actor
Norberto apenas tarde
BAFICI 2011. Cine de actor
A diferencia de Juan Minujín, Daniel Hendler no actúa en su opera prima (su pareja Ana Katz, en cambio, sí interviene con un papel secundarísimo). Sin embargo, aún sin la impronta autobiográfica, Norberto apenas tarde confirma cabalmente la imagen que algunos espectadores tenemos del actor ahora director uruguayo. Es más, el rol que asume Fernando Amaral bien podría haberlo interpretado el propio Hendler.

Parecido a algunos personajes que Daniel encarnó en el cine, Norberto también es un hombre gris, sin ambiciones, por momentos parecido a esos tipitos que suele dibujar Quino: con un empleo que detesta, víctima fácil de un jefe crápula que lo subestima y perjudica, casado con una mujer que le resulta irreconocible y ajena, dueño de un autito díscolo, aferrado a una pequeña ilusón (en este caso, la provista por un curso de teatro).

Norberto apenas tarde es una de esas películas más concentradas en el personaje -en general un (anti)héroe- que en la historia (por eso algunos espectadores tienen la impresión de que “no pasa demasiado”). La propuesta es una fábula sobre la mentira (también sobre la pasión, y su pérdida o ausencia) que plantea distintos conflictos evitando lugares comunes y sugiriendo la conformación de un sello personal.

El mundo de Hendler adquiere mayor visibilidad con la intervención, no sólo de Katz, sino de Arturo Goetz y con el respaldo de la productora Burman Dubcovsky. Los seguidores de Daniel, más que satisfechos con este debut.


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