Revista Cultura y Ocio

BAFICI 2015. Balance

Publicado el 27 abril 2015 por María Bertoni
Imposible calificar al BAFICI en términos absolutos.

La programación de cada edición del BAFICI supera ampliamente la escala humana.

Nueve jornadas completas; 412 películas proyectadas; 35 charlas, presentaciones, seminarios; cinco muestras; tres conciertos en vivo… Éstas son algunas de las cifras oficiales que pretenden ilustrar la dimensión del 17º BAFICI, y que sugieren la conveniencia de tomar con pinzas las apreciaciones de los periodistas y bloggers que califican el evento en términos absolutos, como si lo hubieran cubierto de pe a pa. A contramano de esta conducta discutible, Espectadores presenta el siguiente balance, consciente de las limitaciones de su propia aproximación baficiana: de hecho, la asistencia a la proyección de 31 películas (treinta largometrajes, un corto) y a un solo concierto (aquél que Karin Lechner y su hija Natasha Binder ofrecieron en el Teatro Colón) representa apenas el siete por ciento de un programa enorme, que supera ampliamente la escala humana.

Los números difundidos por los voceros del festival inhiben la tentación de generalizar, pero al mismo tiempo inducen a la calificación positiva. Sin dudas, sólo un superhombre/mujer podría haber visto la totalidad de 275 largometrajes, 117 cortos, 20 mediometrajes proyectados en 1090 funciones comerciales, 82 funciones de prensa y diez funciones gratuitas al aire libre. Por otra parte, es poco probable que ese individuo extraordinario haya asistido -además- a cada uno de los tres conciertos en vivo y de los 35 seminarios, presentaciones, charlas. De ahí los reparos de quien suscribe ante la tendencia a levantar/bajar el pulgar cual emperador romano al término de un espectáculo en el Coliseo.

Dicho esto, son insistentes las ganas de elogiar una iniciativa que invita a mirar más de cuatrocientas películas provenientes de 37 países, y a participar de decenas de encuentros y eventos complementarios. También ayuda en este sentido la difusión de resultados en principio elocuentes. A saber: el BAFICI convocó a unos 380 mil espectadores (se vendió el 85 por ciento de las entradas); lo visitaron 140 invitados extranjeros (entre ellos la estrella Isabelle Huppert) y lo cubrieron 453 periodistas argentinos y extranjeros.

Ante la disyunitva, mejor concentrarse en la experiencia propia… Por si hiciera falta, cabe aclarar que la redacción de este post en primera persona del plural apunta a evitar -o reducir el riesgo de- síndrome yoísta.

Al margen de cuán atinada haya sido la selección de películas que decidimos ver, el BAFICI siempre resulta placentero para quienes entendemos el festival como una doble oportunidad: 1) para descubrir films y directores con escasa presencia en nuestra cartelera comercial y en los canales de cine de nuestra TV paga, 2) para reencontrarnos con realizadores que admiramos -o que por algún motivo seguimos- y que sólo rara vez reencontramos en nuestra cartelera comercial y en los canales de cine de nuestra TV paga. Tendremos mejor o peor puntería a la hora de armar nuestro pequeño programa, pero nunca falta el (o los) hallazgo(s) que justifican nuestra presencia en cada edición.

Este año celebramos el tino de haber elegido dieciséis largometrajes que justificaron plenamente nuestra incursión por la 17ª entrega baficiana, aún cuando algunos de ellos no son exclusivos del festival o -dicho de otro modo- tarde o temprano terminarán exhibiéndose en nuestras salas comerciales. Los separamos en dos grandes categorías (producciones nacionales; producciones extranjeras) y explicamos brevemente las razones de nuestra predilección.

Películas argentinas favoritas
– La mujer de los perros de Verónica Llinás y Laura Citarella
Con suerte en los BAFICIs nos enamoramos de una película, dos en el mejor de los casos. Este año, algunos espectadores encontramos el amor en este largometraje donde Llinás se revela como guionista y directora prometedora, además de confirmar que es un actriz enorme.

– Ragazzi de Raúl Perrone
Perrone redobla la apuesta de P3ND3J05 y se consolida como un realizador subversivo en más de un sentido. La proyección de su nueva película en el BAFICI nos recuerda la naturaleza independiente del cine que este festival dice promocionar, con mentalidad cada vez más comercial.

– No somos animales de Alejandro Agresti
Encantadora reflexión sobre cine, política nacional e internacional, idiosincrasias argentina y estadounidense. El ejercicio de Agresti hipnotiza de principio a fin. Si ya queríamos a Al Pacino y a John Cusack, los queremos todavía más después de redescubrirlos en esta película.

– Un importante preestreno de Santiago Calori
Entrañable reconstrucción de la historia reciente de la distribución, exhibición y censura del cine argentino en la Ciudad de Buenos Aires. Fabio Manes figura entre los entendidos entrevistados por Calori. Se nos piantó un lagrimón cuando nos topamos con la leyenda “Manes not dead” entre los créditos finales.

– Generación artificial de Federico Pintos
El largometraje más ocurrente entre los vistos en el marco de la competencia oficial nacional. De hecho, cuesta encontrarle referentes a este falso documental ambientado en el ¿extinto? submundo de los VJs.

– El incendio de Juan Schnitman
Potente e impecable son dos adjetivos válidos para sintetizar las virtudes de la primera película que Schnitman dirige en solitario, tras haberlo hecho a ocho manos en El amor. Primera parte y a cuatro manos en Grande para la ciudad. Se lucen tanto el realizador como los actores protagónicos, Pilar Gamboa y Juan Barberini.

– UPA 2! El regreso de Santiago Giralt, Tamae Garateguy y Camila Toker
El temor a las segundas partes queda atrás a medida que nos adentramos en esta secuela de la Upa! original. Pasaron ocho años entre ambas películas, y el humor de Giralt, Garateguy, Toker maduró poco pero sigue causando gracia.

Películas extranjeras favoritas
– The look of silence de Joshua Oppenheimer
El director de The act of killing redobló una apuesta que parecía insuperable, y sin embarco consiguió conmover más respecto del genocidio que el Estado terrorista de Indonesia cometió a mediados de los años ’60 en su propio territorio.

– Broken land de Stéphanie Barbey y Luc Peter
Junto con Above and below de Nicolas Steiner [ver más abajo], esta película amplía nuestro conocimiento (limitado) de la escuela documentalista suiza más allá de la figura de Fernand Melgar. Por otra parte, relativiza la buena noticias que algunos creyeron ver en el anuncio reciente del secretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos sobre la disminución de las detenciones de inmigrantes ilegales en la frontera con México.

– O mercado de noticias de Jorge Furtado
Película sólo apta para espectadores interesados en el análisis crítico del ejercicio periodístico, en este caso circunscripto a Brasil pero extensible al resto de los países latinoamericanos y acaso del mundo occidental.

– Above and below de Nicolás Steiner
Las imágenes y las declaraciones obtenidas por el autor de este documental filmado en Las Vegas, Utah, California despedazan, no sólo el mito del american dream, sino toda defensa del capitalismo.

La obra del siglo de Carlos Quintela
Son escasas las probabilidades de que llegue a nuestras salas este ejercicio de ficción inspirado en un fragmento desconocido de la Historia reciente de Cuba: la construcción y posterior desmantelamiento de una central nuclear (y del barrio montado para sus trabajadores) en la región de Juraguá, provincia de Cienfuegos.

Ben Zaken de Efrat Corem
Además de una postal atípica de Israel, este largometraje también ofrece el retrato de una problemática universal: la relación imposible entre niños y adultos cuando los mayores no pueden llevar adelante sus propias vidas y los chicos se convierten lisa y llanamente en un estorbo familiar.

– Hill of freedom de Hong Sangsoo
Qué gusto reencontrarse con este director delicioso, del que celebramos hasta sus zooms artificiosos adrede.

– Theeb de Naji Abu Nowar
Relato iniciático ambientado en el desierto y en una Primera Guerra Mundial apenas mencionada. Algunos espectadores creemos reconocer cierto interés en señalar los huevos que la serpiente Europa incubó en Oriente Medio, mucho antes del conflicto con el entonces Imperio Otomano.

– Astérix y la residencia de los dioses de Alexandre Astier y Louis Clichy
¡Por Toutatis! Ningún fan de los galos más famosos del mundo debería perderse esta adaptación 3D de la célebre historieta que Albert Uderzo y René Goscinny publicaron en 1971.

El balance a escala humana también incluye la mención de las películas que gustaron poco y nada, y un breve comentario sobre el dictamen de los jurados de las secciones oficiales y no oficiales del 17º BAFICI.

Películas que gustaron poco
– Prometo um dia deixar essa cidade de Daniel Aragão
– Atomic heart de Ali Ahmadzadeh
– La voz en off de Cristián Jiménez
– Placer y martirio de José Celestino Campusano

Película que no gustó nada
– 35 y soltera de Paula Schargorodsky

(Des)acuerdos con la designación de ganadores
Es poco lo que podemos comentar sobre las distinciones acordadas por los jurados de las secciones oficiales y no oficiales del 17º BAFICI, ya que no vimos la mayoría de las películas ganadoras. A lo sumo discrepamos con el jurado de la competencia internacional por haber premiado a Verónica Llinás sólo por su actuación (sonó a consuelo el premio a La mujer de los perros), y por haberles acordado los premios especiales a la brasileña Ella vuelve el jueves de André Novais Oliveira y a la coreana Songs from the North de Soon Mi-Yoo. Asimismo disentimos con el jurado de la competencia nacional por haber designado mejor director a José Celestino Campusano, autor de Placer y martirio.

En cambio, celebramos el premio de la Sociedad Argentina de Editores Audiovisuales y la Asociación Argentina de Editores Audiovisuales para Federico Pintos e Ian Kornfeld por su trabajo de edición con Generación artificial. También el voto del público a favor de Theeb de Naji Abu Nowar y de Astérix y la residencia de los dioses.

Festival express y un poquito más amarillo
El 17º BAFICI duró menos que sus predecesores porque recién arrancó a la tardecita/noche de la primera jornada (el miércoles 15) y porque debió resignar su tradicional cierre dominical por las PASO porteñas. Algunos espectadores lo sentimos a veces como un trámite express (por ejemplo cuando el anuncio de los ganadores), a veces como otro stand de la campaña proselitista del PRO (por ejemplo, cuando la proyección de la película de clausura en el Teatro Colón).

El álgido contexto electoral aumentó las frecuencia de preguntas y reflexiones en torno a la expresión “cine independiente” y al adjetivo “independiente” a secas. Éste es otro de los motivos por los que valoramos nuestra experiencia baficiana, al margen de sus eventuales limitaciones.


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