Revista Cine
Director: Percy Adlon
Pues bueno, puedo decirles que escribo estas líneas en mi nuevo computador -cuyos trámites me mantuvieron ocupado estos dos últimos días sin películas comentadas...-, comprado con un mes de lavado de platos y vasos y ollas. Y mejor todavía: me sobra para satisfacer mis otros vicios. Jo, jo, jo. Pues bien, "Bagdad Café", también conocida como Out of Rosenheim, es una película que tenía en la mira hace largo tiempo, pero como una serie de factores se interponían en mi camino, la cinta de Percy Adlon quedaba momentáneamente fuera de mi alcance. ¿Eso me hacía aumentar mi entusiasmo? No lo sé... tampoco sé qué esperaba, para serles honesto... el punto es que "Bagdad Café" no me ha maravillado como yo pensé, por alguna razón, que lo haría. Peca de convencional, pero no caeré bajo y diré que es mala o que no me gustó. Digamos, en palabras simples, que al final he quedado indiferente, y que los breves retazos de buen cine quedan perdidos en capas y capas de corrección política y mucho buenismo. Una leve decepción, sí: esperaba algo más personal.
Jazmin, una mujer alemana que mientras turistea por el desierto estadounidense pelea con su marido y queda abandonada en la árida y polvorienta carretera, llega al Bagdad Café, un lugar tan maltrecho -aunque esté en "pleno funcionamiento"- que ni siquiera tiene para servir café. Dicho lugar, que también sirve de motel, es administrado por una aguerrida madre que justo es abandonada por su negligente marido. Así, el encuentro de estas dos mujeres promete altos y bajos, pero sobre todo aprendizaje.
Al principio me dieron ganas de dejar de ver la película, y eso que tan sólo iban un par de minutos. La situación era la siguiente: la pareja alemana pelea. Así de simple. Y que conste, la situación en sí no era el problema, sino la forma en que estaba filmada: con una exasperante música de fondo, con diez planos por minuto, con planos holandeses que no tienen razón de ser, y en general todo un cúmulo de excesos e incoherencias estéticas que restaban seriedad a algo que merecía algo más digno y apropiado. La autoparodia de la secuencia era repelente, y hacía presagiar algo aún peor. Por suerte, luego del abandono, una luz de esperanza: una caminata en soledad bajo la evocadora canción de fondo, una "I'm calling you" muy acorde y significativa con la situación, con la desoladora imagen de una mujer arrastrando una pesada maleta bajo un implacable sol desértico. De repente, se pasa de la insultante comedia sin gracia a un drama con tintes nostálgicos, mágicos e incluso místicos, como si todo estuviera destinado a ser de esa manera, como si la experiencia próxima fuese una revelación, un milagro. La cosa prometía. Luego, aunque la premisa no deja de ser la misma -la reunión de estas dos mujeres solas y fuertes-, el tono y la ejecución se normaliza y desciende a una cotidianidad que si bien no es mala ni contradictoria, le resta ese toque especial que se sentía en el preludio al encuentro, justo cuando las mujeres parecían estar en la peor posición posible. Y así hasta el final, descubriendo variopintos personajes que entran y salen, con las dos mujeres teniendo una ambivalente y electrizante relación -que, como podrán adivinar, va de lo conflictivo y distante a la amistad más cercana posible-, y todo un camino que tiene como obvio destino el vivieron felices para siempre.
De vez en cuando, específicamente cuando suena de fondo el tema principal de la película, se recupera esa sensación mística y etérea sobre personas perdidas, necesitadas y destinadas a encontrarse, pero es por poco tiempo: se acaba la última melodía del leit motiv musical y ¡zas!, volvemos a la normalidad que, como ya dije, no abandona esos planteamientos humanos -el poder de la amistad, por ejemplo; la perseverancia y el no rendirse, que es lo mismo...- pero sí los desaprovecha en cuanto a importancia trascendental. La premisa se entiende en palabras, pues son obvias y ahí están, pero los sentimientos no logran aflorar de verdad, falta un verdadero punto de vista que sustente el drama que se pretende retratar... Es decir, hemos visto mil veces esa historia de personas con aparentes malas vidas que conocen a alguien que parece ser el agente de cambio tan esperado, el milagro hecho carne o qué sé yo, pero pocas de esas historias están destinadas a pegar fuerte en el espíritu y permanecer en él... a lo que voy: "Bagdad Café" pareciera, por momentos, ir directo a esa parte emocional de nuestras personas, pero a grandes rasgos prefiere quedarse en la situación anecdótica y, finalmente, banal. Nada muy reprobable, porque por lo menos la película es de ligero visionado, pero sí a la larga cuando nos damos cuenta que el director no quiso aspirar a más... Además, y ya bien entrado el metraje, la película comienza a volverse melosa y azucarada, dejándose atrapar por las demasiado buenas intenciones que no son del todo convincentes, especialmente cuando se deja ver la influencia de la alemana en el resto de ex-sombríos personajes. Y bueno, el final es fiel prueba de ello... de hecho, un personaje "habitual" abandona el motel porque, según sus escuetas -y únicas palabras en toda la película-, "hay mucha armonía". En serio, poco faltaba para que los pajaritos -o los lagartos, mejor dicho- comenzaran a cantar y demás. Mucha armonía, ¿dónde está la emoción, el conflicto?
¿Saben que hubiera sido bueno, considerando los prometedores ingredientes con que disponía el director? ¿Vieron la maravillosa, hermosa y obra maestra "John from Cincinnati"? ¿Sí? Pues entonces sabrán de lo que hablo: un personaje misterioso que súbitamente se deja caer en la rota comunidad de personas abandonadas a su suerte, y cuya presencia es agente de toda clase de cambios, como una gran experiencia mitológica. Claro, no pido que la Jazmin de la presente cinta tenga los mismos poderes sobrenaturales que el John de "John from Cincinnati", pero sí la misma presencia, aura y radio de acción estético y narrativo... al menos así de bien aprovechado. ¿Qué tal si se hubiese omitido el origen de Jazmin y sólo se le hubiese mostrado llegando, así de la nada, a ese motel/café de cuarta? Puede que hasta nos hubiésemos cuestionado si la alemana en cuestión es humana: hubiésemos pensado que es un ángel o algo así... No sé, esa clase de cosas habrían potenciado la capacidad dramática de los hechos y enriquecido la película en general... pero quién soy yo, me pregunto...
En conclusión, "Bagdad Café" es una aceptable película que peca de convencional, sentimental y obvia, superficial. Le falta bastante para ser especial y memorable, pero así como está yo creo que gustará bastante a aquellos que se dejan conmover fácilmente. Nada más que decir, por ahora... ¡Amena! Esa es la palabra que buscaba y que define a la perfección esta película: "Bagdad Café" es una película amena. Ni más ni menos...