El problema para controlar los impulsos es cada día un mal más frecuente en nuestra sociedad, que se puede manifestar de distintos modos como el comer o comprar compulsivamente, el juego patológico o ludopatía, la agresividad desmesurada, etc.
Los trastornos del control de impulsos suelen estar presentes en personas con baja tolerancia a la frustración. En general son personas impacientes, que piensan que todo debe llevarse a cabo de la manera que ellos habían planeado y sin contratiempos, que no toleran el error, etc.
¿Qué es exactamente la baja tolerancia a la frustración?
La psicóloga en Málaga afirma que la frustraciones el sentimiento que se produce cuando no conseguimos lo que queremos o deseamos, es una mezcla de ansiedad, angustia, tristeza o enfado. En sí misma es una reacción normal que todos podemos llegar a sentir; sin embargo, hay personas que no son capaces de tolerar estas sensaciones y necesitan mitigarlas a través de actividades que les produzcan satisfacción inmediata (comer, comprar, gritar, agredir, etc.) o aplazamiento de la circunstancia desagradable como en la Procrastinación (donde se demoran las obligaciones hasta el último momento). Todas estas conductas van acompañadas en la mayoría de las ocasiones de sentimientos de culpa y reproches (hacia sí mismo o hacia los demás), que aumentan sin duda el malestar y que suelen perpetuar este círculo.
¿Por qué unas personas tienen baja tolerancia a la frustración y otras no?
En muchos casos, las causas se remontan a la infancia pues es en éste momento cuando aprendemos a manejar la frustración. Según los psicólogos de niños, éstos piensan que todo gira alrededor de ellos, y que se merecen todo aquello que quieren y en el momento que ellos desean. Por ello, si en ese momento se les niega el objeto de deseo, sentirán que es algo injusto, algo horrible… se sentirán frustrados. Si ante esta situación los padres ceden a los deseos de sus hijos y acaban proporcionándoles todo aquello que quieren sin que ellos realicen ningún esfuerzo, están enseñándoles indirectamente que en la vida todo es fácil, rápido, cómodo y placentero.
Las personas que han sido educadas para evitar la frustración desde pequeños se desmotivan ante las dificultades y contratiempos, no toleran el error, se desmotivan y es habitual que abandonen sus metas a largo plazo, y vivan centrados en el bienestar a corto plazo (ver la televisión, consolas, comida, compras, redes sociales…). Si por el contrario, lo que buscamos son adultos equilibrados y capaces de lograr sus proyectos, desde pequeños les debemos enseñar a tolerar esa frustración, a ser pacientes, constantes y persistentes, a esforzarse hasta obtener la recompensa, a mantener la motivación ante metas a medio y largo plazo, a luchar por sus intereses a pesar de las dificultades, etc.