Revista Libros

Bajo diez banderas

Publicado el 01 noviembre 2010 por Joaquín Armada @Hipoenlacuerda
Bajo diez banderas

Bajo diez banderas

Todos los niños sueñan con ser piratas, pero sólo un puñado de adultos logran convertir su disfraz en una forma de vida. Sin pata de palo y con diez banderas, ninguna con tibias y calaveras, medio millar de alemanes surcaron siete mares y cuatro océanos. Su barco era un camelón de hierro que mudaba su piel en alta mar y al que le crecían falsos mástiles y chimeneas mientras buscaba sus presas. Un carguero inocente que escondía sus cañones.

Cuesta ver la guerra sólo como una aventura. Pero la presencia del horror no puede ocultar que la Segunda Guerra Mundial es una fuente inagotable de historias inciertas repletas de riesgos. La de los corsarios del “Atlantis” es una de las menos conocidas. Poco importa que navegasen casi durante dos años sin tocar puerto, capturando o hundiendo 22 mercantes aliados. Al fin y al cabo, perdieron una guerra que no debían ganar.

En “Bajo diez banderas”, escrito a cuatro manos por el Wolfang Frank y el vicealmirante Rogue, el capitán de este corsario nazi, nos embarcamos en ese viaje fascinante, viendo la guerra a través de los ojos de los malos. Es fácil convertirse pronto en un corsario de la tripulación, pendiente del aviso del vigía que otea el desierto marino en busca de la columna de humo que delata al carguero enemigo o al crucero que puede convertir al cazador camuflado en presa.

Se sienten los nervios previos a un combate que siempre será desigual. Si la presa pica el anzuelo, los cañones ocultos del “Atlantis” silenciaran enseguida su radio, pero si el camuflaje no engaña al barco de guerra enemigo, entonces el corsario se convertirá en lo que parece ser: un vulnerable carguero sin blindaje. Es la pesadilla que persigue a Rogue y a sus hombres, mientras suman botines tan curiosos como toneladas de naranjas, vitales en su viaje sin puertos.

Es fácil imaginar “Bajo diez banderas” en el estante de una casa española de finales de los cincuenta, al lado de otros libros que convierten la guerra en una fascinante aventura, como “Con Rommel en el desierto” . Pero leído ahora, en un mundo tan distinto, la odisea del “Atlantis” conserva el ritmo frenético de la aventura, el sudor frío del miedo que precede al abordaje, la alegría del sueño infantil de conquistar el mar en un barco pirata.

1/11/10


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista