Dicen los habitantes de esta isla,
alimentados sólo con pescado,
que a menudo sus sueños
parecen ocurrir bajo el agua
y entre las algas
descubren peces
que les miran con ojos muy fríos.
Es el recuerdo del fondo, comentan
los ancianos junto a las barcas
varadas en la playa.
Algunos nunca salen de ese sueño,
les parece que siguen sumergidos
en ese mundo sordo,
donde escasa la luz
convierte toda realidad
en pesadilla.
José Luis Martínez Valero