La masa filo es muy delicada y además se seca rápidamente, por lo que hay que trabajarla rápido.
Puesto que las láminas son muy finas, para este "pastel de frutos secos" utilizaremos varias láminas juntas. Lo ideal es ir poniendo de dos en dos, espolvoreando con el relleno entre ellas, pero en mi caso, he realizado capas de 3 láminas para que fuera más consistente y el relleno está más completo, no demasiado espaciado.
El aroma que tiene este pastel es muy característico, pero es importante que te gusten tanto las especias como la miel, porque son los dos sabores principales.
El agua de azahar que lleva el jarabe de naranja que le añado al final es un punto diferente que le añade sabor y gusto dulce y ácido, con la miel combina perfectamente.
A ver que os parece a vosotros.
Ingredientes
- Un paquete de masa filo
- 100 g de almendras
- 100 g de nueces
- 100 g de avellanas tostadas
- 80 g de azúcar blanquilla
- 75 g de mantequilla
- 1 cda de canela en polvo
- 1 palo de canela
- ½ cda de clavo molido
- una cda de clavo entero
- ½ cda de cardamomo molido
- 75 ml de miel de flores
- El zumo de una naranja
- Ralladura de la cáscara de naranja
- 1 cda zumo de limón
- 2 cdas de agua de azahar
- una pizca de sal marina
Elaboración
Ponemos el horno a calentar a 200ºC, calor arriba y abajo.
Trituramos con una picadora los frutos secos: almendras, nueces y avellanas. Agregamos el azúcar, canela en polvo, clavo molido, cardamomo molido y una pizca de sal. Agregamos 25 ml de miel de flores derretida y lo reservamos en un plato.
Preparamos una fuente de horno para colocar la baklava, y en el fondo ponemos un papel de horno.
Derretimos la mantequilla y con ayuda de una brocha de silicona, vamos a colocar una lámina de masa filo en la fuente y a pincelarla con mantequilla suavemente, ponemos otra lámina y repetimos, y así tres veces.
A la tercera lámina, colocamos una parte de relleno de frutos secos bien repartida por toda la extensión.
De nuevo colocamos otras 3 láminas de filo pinceladas con mantequilla, sin empapar demasiado, sólo ir pincelando suavemente.
Rellenamos con frutos secos y finalizamos con una tercera capa de filo de unas 4 hojas.
Ahora vamos a cortar con un cuchillo grande y bien afilado en cuadrados para posteriormente cortarlos al medio en diagonal y obtener triángulos iguales.
Hay que hacerlo muy despacio y sujetando bien la masa para que no se desmorone nada.
Metemos la fuente en el horno durante 15 minutos.
Mientras lo estamos horneando, ponemos un cazo al fuego y agregamos el zumo de naranja, la cucharada de zumo de limón, 50 ml de miel, la ralladura de cáscara de naranja, el palo de canela, una cucharada de agua de azahar, unos clavos enteros, y una pizca de sal. Cocer durante unos 5 minutos a fuego vivo.
Lo colamos a una jarra y esperamos a que termine el horno.
Después de 15 minutos, bajamos la fuente a la posición inferior del horno y lo dejamos otros 5 minutos.
Pasado ese tiempo retiramos del horno e inmediatamente bañamos con el jarabe que hemos preparado toda la extensión de la masa.
Quedará empapado y lo dejaremos templar hasta la hora de consumirlo.
Se puede comer templado o frío, aunque yo lo prefiero con un punto caliente, los aromas son más potentes y la miel se vuelve cremosa.
Dime que es Viernes: gastroblog.