Revista Cine
Jorge VI hackea a Zuckerberg
Son las 6:06 de la mañana, iba a acostarme en la cama después de haberme tragado las 4 horazas que ha durado la 83ª edición de la gala de los Oscar, pero he pensado: Qué narices, si he aguantado la parte de Celine Dion cantando, puedo resistir un poco más y relataros en caliente mi impresión sobre la gala -aparte de que llevo como 10 refrescos de cola y estoy más activa que el twitter de James Franco durante la madrugada de hoy-. Lo que prometía ser una auténtica 'fiesshta', que diría el niño del anuncio, y una entrega de premios amena y rejuvenecida se ha convertido en un bodriete de gala de los gordos, ultra políticamente correcta, lo cual es sinónimo de muermo total, e infestada de recordatorios sobre viejas glorias que no contribuían nada a crear un ritmo agilizado y entretenido. Un día con el imserso en Benidorm es más extasiante que esto.
Clickad en el salto y os cuento el resto.
Vayamos por partes. Comencemos por el trabajo realizado por Mari Carmen y su muñeco, o lo que es lo mismo, Anne Hathaway y James Franco. La chica se ha defendido bastante bien en su rol de presentadora, todo hay que decirlo, pero su compañero parecía un pelele, como si no hubiera salido del papel de tontaco que interpreta en 127 Horas y se hubiera trincado el día previo todo el alcohol del mueble-bar de Charlie Sheen. No había echado tanto de menos a Ricky Gervais desde nuestra ridícula gala de los Goya, y estaba segura de que los yanquis se lo iban a montar mucho mejor que nosotros, pero van y se baten una entrega que ha parecido una función teatral dirigida por un club de ajedrez de Lepe para recaudar fondos.
Mira que el evento había empezado bien, con ese vídeo tan currado con Hathaway y Franco simulando estar presentes en cada una de las películas como si fueran sueños, imitando a Origen y con un final que conmemoraba los 25 años de Regreso al Futuro, estaban graciosetes. Poco después, ha aparecido Kirk Douglas para otorgar el premio a Mejor Actriz Secundaria a Melissa Leo. Todo iba sobre ruedas. El actor nos ha seguido animando el cotarro con sus coñitas y fijación sexual por todo lo que se meneaba. Bravo por este pedazo de hombretón que nos ha sabido sacar unas cuantas carcajadas.
La crisis ha llegado cuando Douglas se ha ido del escenario, a partir de ahí se ha desencadenado un descenso de la animación mayor que el de las acciones de Rumasa. Se acabó el espectáculo, ni sorpresas, ni grandes actuaciones. El único aspecto que podía mantener mi tensión y mi atención -aparte de transmitiros el transcurso de los premios, deseo por el cual me he batido un monólogo que sabía que nadie seguiría pero me mantenía despierta junto con las pinzas de mis párpados- era la curiosidad de saber para quién iba a ser el Oscar a la Mejor Película. Cuando ha salido este último galardón, he sentido una especie de alivio liberador, todo había acabado, pero de repente ha llegado la parte más horrible, un coro de niños, como si hubieran clonado a todos los críos de We Are The World y los hubieran obligado a cantar bajo pena de muerte. Traumatizada me han dejado, creía que había vuelto Sister Act.
Mi única satisfacción ha sido no ver el Oscar a Mejor Película en las manos de David Fincher, y es una satisfacción a medias, porque tampoco se lo ha llevado el amigo Nolan. Ha sido El Discurso del Rey, de Tom Hooper, la que se ha alzado con el cetro, la corona y el reino entero con 4 estatuillas, las otras tres han sido como Mejor Dirección, Mejor Guión Original y Mejor Actor, esta última con la que estoy completamente de acuerdo. La que creíamos gobernaba el percal y no se ha llevado gran cosa ha sido La Red Social, que ha conseguido sólo 3 calvitos, el de Mejor Guión Adaptado, Mejor Banda Sonora y Mejor Montaje. Por su parte, Origen ha arrasado en el aspecto técnico, con 4 galardones por Mejores Efectos Especiales, Mejor Sonido, Mejores Efectos de Sonido y Mejor Fotografía. Darren Aronofsky no ha podido rascar de Cisne Negro ni para un edredón de plumas, sólo Natalie Portman ha podido alzarse con el Oscar a Mejor Actriz, premio éste muy merecido también. Por lo demás, todo previsible. Toy Story 3 se ha agenciado los premios a Mejor Película de Animación y a Mejor Canción y el barbudo Christian Bale ha obtenido el de Mejor Actor de Reparto.
Quisiera destacar algún detalle de la 83ª edición de la gala de los Oscar, pero, desgraciadamente, no se me ocurre ninguno, a excepción de la estupenda intervención de Kirk Douglas. No puedo subrayar absolutamente nada más que el hecho del inesperado triunfo en las 4 categorías más importantes de El Discurso del Rey, que al final ha salido beneficiada de la disputa entre las que se suponían eran las cintas del año, La Red Social y Origen. He de decir que El Discurso del Rey me gustó mucho, pero no sé si como para haberle otorgado tantas estatuillas. Es posible que, al menos, la de Mejor Dirección se la hubiera dado a Christopher Nolan. Y para los fans de La Red Social, sólo nos queda decir que quizá el próximo año Fincher reciba el reconocimiento que merece, yo creo que esta no es su gran cinta y habrá mejores, que ya es decir. Ojalá podamos asistir a otro duelo contra Nolan en ediciones de los Oscar venideras.
Al margen de los resultados, sobre los que os animamos a que os desahoguéis en La Palomita publicando vuestras opiniones, decir que esta gala ha resultado de lo más monótona y que ahora sí que puedo afirmar que no tenemos nada que envidiar a los yanquis, porque lo han hecho igual de mal que nosotros con los Goya. No me sentía tan idiota desde que aquella vez que ya de resaca trasnoché por algo tan estúpido como el final de Perdidos. Buenas noches, o días, y buena suerte.
Lista completa de los ganadores aquí.
Son las 6:06 de la mañana, iba a acostarme en la cama después de haberme tragado las 4 horazas que ha durado la 83ª edición de la gala de los Oscar, pero he pensado: Qué narices, si he aguantado la parte de Celine Dion cantando, puedo resistir un poco más y relataros en caliente mi impresión sobre la gala -aparte de que llevo como 10 refrescos de cola y estoy más activa que el twitter de James Franco durante la madrugada de hoy-. Lo que prometía ser una auténtica 'fiesshta', que diría el niño del anuncio, y una entrega de premios amena y rejuvenecida se ha convertido en un bodriete de gala de los gordos, ultra políticamente correcta, lo cual es sinónimo de muermo total, e infestada de recordatorios sobre viejas glorias que no contribuían nada a crear un ritmo agilizado y entretenido. Un día con el imserso en Benidorm es más extasiante que esto.
Clickad en el salto y os cuento el resto.
Vayamos por partes. Comencemos por el trabajo realizado por Mari Carmen y su muñeco, o lo que es lo mismo, Anne Hathaway y James Franco. La chica se ha defendido bastante bien en su rol de presentadora, todo hay que decirlo, pero su compañero parecía un pelele, como si no hubiera salido del papel de tontaco que interpreta en 127 Horas y se hubiera trincado el día previo todo el alcohol del mueble-bar de Charlie Sheen. No había echado tanto de menos a Ricky Gervais desde nuestra ridícula gala de los Goya, y estaba segura de que los yanquis se lo iban a montar mucho mejor que nosotros, pero van y se baten una entrega que ha parecido una función teatral dirigida por un club de ajedrez de Lepe para recaudar fondos.
Mira que el evento había empezado bien, con ese vídeo tan currado con Hathaway y Franco simulando estar presentes en cada una de las películas como si fueran sueños, imitando a Origen y con un final que conmemoraba los 25 años de Regreso al Futuro, estaban graciosetes. Poco después, ha aparecido Kirk Douglas para otorgar el premio a Mejor Actriz Secundaria a Melissa Leo. Todo iba sobre ruedas. El actor nos ha seguido animando el cotarro con sus coñitas y fijación sexual por todo lo que se meneaba. Bravo por este pedazo de hombretón que nos ha sabido sacar unas cuantas carcajadas.
La crisis ha llegado cuando Douglas se ha ido del escenario, a partir de ahí se ha desencadenado un descenso de la animación mayor que el de las acciones de Rumasa. Se acabó el espectáculo, ni sorpresas, ni grandes actuaciones. El único aspecto que podía mantener mi tensión y mi atención -aparte de transmitiros el transcurso de los premios, deseo por el cual me he batido un monólogo que sabía que nadie seguiría pero me mantenía despierta junto con las pinzas de mis párpados- era la curiosidad de saber para quién iba a ser el Oscar a la Mejor Película. Cuando ha salido este último galardón, he sentido una especie de alivio liberador, todo había acabado, pero de repente ha llegado la parte más horrible, un coro de niños, como si hubieran clonado a todos los críos de We Are The World y los hubieran obligado a cantar bajo pena de muerte. Traumatizada me han dejado, creía que había vuelto Sister Act.
Mi única satisfacción ha sido no ver el Oscar a Mejor Película en las manos de David Fincher, y es una satisfacción a medias, porque tampoco se lo ha llevado el amigo Nolan. Ha sido El Discurso del Rey, de Tom Hooper, la que se ha alzado con el cetro, la corona y el reino entero con 4 estatuillas, las otras tres han sido como Mejor Dirección, Mejor Guión Original y Mejor Actor, esta última con la que estoy completamente de acuerdo. La que creíamos gobernaba el percal y no se ha llevado gran cosa ha sido La Red Social, que ha conseguido sólo 3 calvitos, el de Mejor Guión Adaptado, Mejor Banda Sonora y Mejor Montaje. Por su parte, Origen ha arrasado en el aspecto técnico, con 4 galardones por Mejores Efectos Especiales, Mejor Sonido, Mejores Efectos de Sonido y Mejor Fotografía. Darren Aronofsky no ha podido rascar de Cisne Negro ni para un edredón de plumas, sólo Natalie Portman ha podido alzarse con el Oscar a Mejor Actriz, premio éste muy merecido también. Por lo demás, todo previsible. Toy Story 3 se ha agenciado los premios a Mejor Película de Animación y a Mejor Canción y el barbudo Christian Bale ha obtenido el de Mejor Actor de Reparto.
Quisiera destacar algún detalle de la 83ª edición de la gala de los Oscar, pero, desgraciadamente, no se me ocurre ninguno, a excepción de la estupenda intervención de Kirk Douglas. No puedo subrayar absolutamente nada más que el hecho del inesperado triunfo en las 4 categorías más importantes de El Discurso del Rey, que al final ha salido beneficiada de la disputa entre las que se suponían eran las cintas del año, La Red Social y Origen. He de decir que El Discurso del Rey me gustó mucho, pero no sé si como para haberle otorgado tantas estatuillas. Es posible que, al menos, la de Mejor Dirección se la hubiera dado a Christopher Nolan. Y para los fans de La Red Social, sólo nos queda decir que quizá el próximo año Fincher reciba el reconocimiento que merece, yo creo que esta no es su gran cinta y habrá mejores, que ya es decir. Ojalá podamos asistir a otro duelo contra Nolan en ediciones de los Oscar venideras.
Al margen de los resultados, sobre los que os animamos a que os desahoguéis en La Palomita publicando vuestras opiniones, decir que esta gala ha resultado de lo más monótona y que ahora sí que puedo afirmar que no tenemos nada que envidiar a los yanquis, porque lo han hecho igual de mal que nosotros con los Goya. No me sentía tan idiota desde que aquella vez que ya de resaca trasnoché por algo tan estúpido como el final de Perdidos. Buenas noches, o días, y buena suerte.
Lista completa de los ganadores aquí.